Hoy desde MDZ, tenemos una propuesta dulce que pasara a ser una de tus favoritas, en esas tardes de meriendas junto a amigos o con la familia. Nadie podrá resistirse a tan exquisito sabor. Unas krapfen o berlinesas siempre son el acompañamiento perfecto para tu infusión favorita ¡hasta en cualquier momento del día! Así que para que te luzcas y, a la vez, comas rico, aquí va la receta de berlinesas con Nutellla. ¡Vamos a la receta!
Ingredientes
Para las berlinesas
50 mililitros de agua tibia, 1 ½ cucharaditas de levadura seca de panadería, 150 mililitros de leche tibia, 2 yemas de huevo grandes, 40 gramos de mantequilla sin sal, 30 gramos de azúcar blanco, una pizca de sal, 320 gramos de harina de trigo, 500 mililitros de aceite vegetal para freír.
Para el relleno y decoración
200 gramos de queso cremoso untable, 250 gramos de Nutella, azúcar glass o blanca para espolvorear.
Procedimiento
Para comenzar a preparar unas exquisitas berlinesas rellenas de Nutella, en un bol pequeño agrega la levadura sobre el agua tibia (presta mucha atención de que no esté caliente) y deja reposar unos 5 minutos hasta que se forme una fina capa espumosa en la superficie. Luego, en un recipiente más amplio, añade la mezcla anterior, la leche tibia, las yemas de huevo, la mantequilla y el azúcar, y mezcla con unas varillas hasta que la mantequilla se haya fundido e incorporado por completo hasta obtener una mezcla homogénea.
Lo que harás después es añadir 300 gramos de la harina y la sal, y mezclar suavemente con una espátula de silicona hasta que quede todo integrado. Este es el momento en el que empezaras a amasar (a mano, sobre una superficie de trabajo ligeramente enharinada o con el accesorio de gancho de amasar de la amasadora) durante unos 12 a 15 minutos en este último caso (algo más si amasas a mano) hasta conseguir una masa muy suave y elástica que se despegue más o menos con facilidad del cuenco o de la superficie de trabajo.
La masa inicialmente es bastante pegajosa, pero conforme avances, irá tomando forma. Solo tienes que tener paciencia. Si aun así a mitad del amasado notas que resulta demasiado difícil manipularla, agrega los 20 gramos de harina restantes, cucharadita a cucharadita (si amasas a mano, también puedes engrasarlas con un poco de aceite de girasol para facilitar la tarea). Comienza a darle forma de bola a la masa con las manos. Seguidamente, colócala en un cuenco grande, ligeramente engrasado con una fina película de aceite de girasol, cubre con film transparente y deja levar en un lugar cálido y alejado de las corrientes de aire durante aproximadamente una hora y media o hasta que duplique su volumen.
Pasado este tiempo, dispone la masa con suavidad a una superficie de trabajo, ligeramente enharinada, y desgasifícala presionando con los nudillos unas 4 a 5 veces para eliminar el exceso de gas que se haya podido formar en su interior durante el levado. Cubre con film transparente y deja que se relaje unos 5 a 10 minutos.
Ahora, espolvorea la superficie de la masa con un poco más de harina y extiéndela con las manos o con la ayuda de un rodillo de amasar hasta formar un círculo (no es necesario que sea perfecto) de 1 a 1 ½ cm de grosor (si la masa se resistiera y tendiera a encogerse, déjala reposar otros 5 minutos más antes de continuar)
Con ayuda de un cortapastas redondo de unos 7 cm (o un vaso, en su defecto) corta tantas porciones de masa como puedas, y colócalas sobre una bandeja, previamente cubierta con papel vegetal, con una separación de unos 5 cm entre una y otra, y termina cubriendo con un paño limpio de algodón. Con los recortes de masa sobrantes, vuelve a formar una bola. Deja reposar, enharina la superficie, vuelve a extender y corta nuevas porciones. Y así, hasta acabar con toda la masa.
Deja levar en un lugar cálido alejado de las corrientes de aire durante unos 45 minutos o hasta que dupliquen su volumen. Pasado este tiempo, calienta el aceite en un cazo o cazuela amplios de cierta profundidad a fuego medio hasta alcanzar 180ºC, para lo que será útil contar con un termómetro especial de cocina. Si no lo tienes, prueba introducir el extremo del mango de una cuchara de madera en el centro del aceite caliente. Si burbujea a su alrededor, estará listo. Siempre que salga humo, significará que está excesivamente caliente.
Con ayuda de una espátula plana, introduce las bolas de masa ya levadas, con cuidado de no deformarlas, en el aceite caliente. Fríelas unos 2 minutos como máximo por cada lado hasta que queden ligeramente doradas. No es aconsejable freír más de 2 berlinas al mismo tiempo, incluso aunque quepan, pues ocasionaría cambios importantes en la temperatura del aceite y, además, perderías el control sobre el tiempo que lleva cada una (y de dorarse a quemarse sólo hay unos segundos de diferencia).
Una vez fritas, colócalas con la ayuda de la espátula, sobre un par de pliegos de papel de cocina sobre una rejilla para que se absorba el aceite sobrante, y deja enfriar por completo antes de rellenar. Ahora es el momento más esperado: para el relleno, en un cuenco amplio (puede ser de la amasadora, equipada con el accesorio de pala) coloca el queso cremoso y la Nutella, bate enérgicamente hasta obtener una crema de textura homogénea y suave.
Seguidamente, coloca la crema en una manga pastelera, equipada con una boquilla para rellenar, o en un biberón de repostería.
Una vez frías las berlinas, introduce suavemente la boquilla de la manga pastelera o biberón por un lateral y rellena hasta notar que aumenta de peso ligeramente. Finalmente, espolvorea con un poco de azúcar glass o blanca clásica. ¡Y a disfrutar!
Fuente: Mdz