Una usuaria de TikTok encendió la polémica al publicar un video en el que cocina cangrejos vivos en una freidora de aire. El contenido, que rápidamente se viralizó, generó indignación por su evidente crueldad animal y abrió el debate sobre los límites éticos en redes sociales.Lo que comenzó como una receta aparentemente inofensiva con papas, maíz y condimentos, terminó en una escena repudiada por millones de usuarios: la cocción de cangrejos vivos en una airfryer a 200 °C. El video, subido por la usuaria conocida como Chels, muestra cómo los crustáceos son colocados dentro del aparato, donde permanecen vivos durante 15 minutos hasta morir lentamente.
La publicación fue replicada y comentada miles de veces en TikTok. A pesar del repudio generalizado, el algoritmo impulsó su viralización, lo que alimentó aún más el debate sobre la exposición del sufrimiento animal como entretenimiento digital.
El consumo de cangrejos forma parte de la cultura culinaria de muchas regiones costeras, en especial en la costa este de Estados Unidos. Platos como el «crab boil» son comunes, y la cocción de estos animales vivos ha sido históricamente aceptada bajo el argumento de preservar su sabor y textura.
Sin embargo, esta costumbre ha sido cada vez más cuestionada. Investigaciones recientes demuestran que los cangrejos tienen sistemas nerviosos capaces de procesar dolor y muestran conductas de defensa tras ser heridos. A pesar de esto, en países como EE. UU., los crustáceos no están amparados por leyes de bienestar animal, lo que deja un vacío legal frente a estos actos.
En contraste, países europeos han comenzado a legislar al respecto. Algunas naciones prohíben cocinar crustáceos vivos sin aturdirlos previamente, reconociendo su capacidad de sufrir.
El caso de Chels, bautizada por los usuarios como “la señora de los cangrejos fritos”, no es aislado. La viralización de videos que muestran maltrato animal para captar atención es una tendencia en aumento. Informes recientes en Reino Unido advierten que jóvenes de entre 16 y 17 años han sido expuestos con frecuencia a este tipo de contenido en plataformas como TikTok, Instagram y X.
Algunos casos incluso derivaron en investigaciones judiciales, especialmente cuando los actos de crueldad fueron premeditados y grabados con el objetivo explícito de alcanzar notoriedad en redes.
El problema central es que muchas de estas prácticas, aunque moralmente cuestionables, no constituyen delitos tipificados, lo que permite que sigan circulando libremente en internet.