Los teléfonos móviles son ordenadores personales en miniatura de facto, además lo son desde hace ya bastante tiempo. Los llevamos encima constantemente, los usamos para comunicarnos con los demás y, además, como asistentes personales, consola portátil de videojuegos, cámara fotográfica, biblioteca de consulta rápida y lugar de trabajo móvil. Por eso necesitamos que estén encendidos todo el tiempo que sea posible, y ahí entran las baterías.
Por eso las pilas de nuestros celulares son tan importantes y por eso, pese a que no crecen en tamaño como deberían, evolucionan de forma más o menos pareja y añaden distintas características para facilitar su reabastecimiento. Como la carga rápida o como la carga inalámbrica, que lleva mucho entre nosotros pero está a punto de “volver a estar de moda”, tal vez con la suficiente fuerza como para hacerse estándar. Pero, ¿sabes realmente cómo funciona?

¿Carga inalámbrica o por contacto?

Es la gran pregunta que divide a los que ya la consideran inalámbrica como tal, y a los que esperan a que se convierta en lo que su celular promete, una carga que funcione aunque tengamos el teléfono en las manos. Entrar una habitación concreta y que el celular comience a recuperar vitalidad. Algo que tal vez se llegue a dar en el futuro pero que, al menos por ahora, parece estar más allá del horizonte.
En todo caso, a la carga inalámbrica habría que llamarla carga por inducción o carga electromagnética, porque es así como funciona. El sistema es muy sencillo, dentro de la complejidad de su desarrollo y ejecución. Básicamente, consiste en generar un campo electromagnético y emisor de energía, y lograr captar la energía en el otro extremo. El campo electromagnético lo genera el soporte para carga y el receptor es el teléfono móvil.
El paso de energía entre el cargador y el teléfono sólo se produce cuando están cerca. El resto del tiempo el campo electromagnético del cargador permanece en espera.
Para lograrlo, ambos cuentan con bobinas de inducción electromagnética. El soporte para carga, conectado a la corriente eléctrica, utiliza esta bobina para convertir la electricidad que recibe del enchufe en corriente alterna de alta frecuencia, y a su vez genera con ella un campo electromagnético que queda latente, pues espera la llegada de otra bobina hacia la que poder transmitir la electricidad. La bobina del teléfono móvil.
Una vez que la primera bobina, la del cargador, detecta la presencia de un teléfono compatible con el sistema de carga por inducción, gracias a una señal intermitente que envía de forma regular esperando respuesta, comienza la transmisión de la energía a través de este campo. Y así es cómo la energía pasa del cargador al teléfono móvil sin necesidad de conectemos ningún cable entre ambos. Todo gracias al magnetismo.
Fuente: Xataka
