Tras la muerte de Gustavo Corbino, el hombre que dormía en un cajero de la Universidad Nacional de San Luis, la licenciada en psicología Eliana González señaló que tanto el Estado como la sociedad deberían ayudar a la población en extrema vulnerabilidad.
“La presencia de personas en situación de calle se ha vuelto algo habitual. Creo que, como sociedad, hemos perdido la capacidad de conectarnos con los demás. Las personas llegan a vivir en la calle por múltiples y complejas razones, muchas veces ligadas a la ruptura de vínculos fundamentales”, explicó.
González indicó que quienes llegan a esa situación “han quedado al margen de la sociedad, fuera de los dispositivos institucionales y de todos los recursos que puede ofrecer una comunidad; pero, básicamente, han quedado sin vínculos”.
La especialista también resaltó que muchas de las personas que duermen en cajeros, plazas o espacios públicos suelen padecer adicciones, generalmente al alcohol. “Es una situación compleja; nadie elige vivir en esas condiciones, pasar frío, no tener algo caliente para tomar, ni un lugar donde bañarse”, afirmó.
Añadió que no existen “recetas mágicas” para brindar contención a quienes se encuentran en esa situación. “En los refugios, para ingresar, no deben haber consumido, pero son personas que probablemente hayan sido captadas por su adicción hace muchos años”, explicó.
González consideró que cada ciudadano puede ayudar: “Existen maneras de acercarse, podemos ofrecer un plato de comida, un abrigo… Todos podemos hacer algo si miramos al otro”.
No obstante, aclaró: “Es esencial actuar con un equipo profesional, capaz de recorrer un camino que a veces es muy lento y frustrante”.
Por último, remarcó que “el Estado no debería agotar nunca las instancias” para atender a las personas vulnerables, incluso aquellas que llevan muchos años presas de su adicción.
«Todos somos un poco responsables«, cerró.
