El pasado 3 de febrero, un tren de carga descarriló y se incendió en la ciudad de East Palestine, en el estado de Ohio (EE.UU.). En el accidente no se registraron víctimas fatales, por lo que el hecho no tomó relevancia en los medios de comunicación pese a que varios de los vagones transportaban sustancias tóxicas y altamente inflamables.
La compañía Norfolk Southern, responsable de la carga, informó luego del incidente – del cual hasta el momento se desconocen las causas- que al menos cinco de los 50 vagones que se descarrilaron contenían cloruro de vinilo, una sustancia que se utiliza principalmente para la fabricación de plásticos y que al estar expuesta a altas temperaturas resulta tóxica y puede ser letal.
Debido a esto, las autoridades de Ohio ordenaron la evacuación inmediata de la población cercana, como primera medida, y luego la liberación controlada de la sustancia para evitar el riesgo de explosiones más graves.
Muchos de los habitantes de East Palestine y residentes del estado fronterizo de Pensilvania evacuaron rápidamente la ciudad, pero los funcionarios locales indicaron que más de 500 residentes se negaron a irse, aún luego del comunicado del gobierno que aclaraba que “el contenido de cloruro de vinilo de los vagones era inestable y podría explotar”.
De igual forma y siguiendo las recomendaciones de las autoridades ambientales, el lunes 6 se completó la liberación controlada del cloruro de vinilo de los vagones que se encontraban inestables. Su posterior quema generó una masiva nube tóxica que se mantiene activa al día de hoy.
El miércoles siguiente, luego de que los reguladores ambientales monitorearan el aire y el agua potable en la zona – y tras supuestamente constatar que ninguno de los dos se vio afectado por el derrame- permitieron que los residentes regresaran a la zona.
Ante la incertidumbre sobre lo sucedido, dos vecinos del lugar demandaron a Norfolk Southern y exigen que el operador ferroviario pague los exámenes médicos para cualquier persona dentro de un radio de 30 millas del lugar del accidente, además de los daños.
Lynn Goldman, decana de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Washington, advirtió que las partículas invisibles de este gas que persisten en el ambiente son más peligrosas que los vapores resultantes de su quema.
“Hasta que no se haya realizado una evaluación exhaustiva, el hollín y cualquier otro material deben tratarse como contaminados con cloruro de vinilo y/o dioxinas u otros contaminantes hasta que se demuestre lo contrario”, señaló la especialista.
Meses atrás, en medio de una huelga que amenazaba con interrumpir los viajes y las cadenas de suministro, los sindicatos ferroviarios ya habían advertido sobre la peligrosidad que supone transportar este tipo de sustancias, manifestando su preocupación de que los recortes generalizados de empleos estuvieran dejando desprotegidas áreas de seguridad, con menos personal del necesario.
Qué sustancias transportaba el tren
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) publicó una lista completa de las sustancias químicas tóxicas que se liberaron cuando el tren de carga se descarriló el 3 de febrero.
Según consta en un informe de la agencia, en el tren de Norfolk Southern se identificaron una lista de productos químicos tóxicos que contaminan el aire, el suelo y el agua que rodea el lugar del accidente.
La mayor parte de la carga era de cloruro de vinilo, un gas incoloro que se usa para fabricar plásticos de cloruro de polivinilo (PVC) y es altamente inflamable y se descompone para producir humos tóxicos. Según la Biblioteca Nacional de Medicina, también es cancerígeno y puede causar serios problemas de salud.
Otros vagones trasladaban líquidos combustibles, acrilato de butilo y residuos de benceno, sustancias que pudieron haberse filtrado hacia cursos fluviales cercanos, aunque desde la EPA aseguran que los marcadores de contaminación no arrojan niveles preocupantes.
También había acrilato de butilo, un líquido transparente que se utiliza para fabricar pinturas, selladores y adhesivos. Es inflamable y puede causar irritación en la piel, los ojos y las vías respiratorias.
Además, se encontró acrilato de etilhexilo, líquido incoloro que también es utilizado para fabricar pinturas y plásticos. Puede causar irritación cutánea y respiratoria y, bajo calor moderado, puede producir vapores peligrosos.
Otro líquido incoloro que formaba parte de la carga era monobutilo de etilenglicol, que se usa como solvente para pinturas y tintas, así como para algunas soluciones de limpieza en seco. Se clasifica como sumamente tóxico, capaz de causar lesiones graves o permanentes y altamente inflamable. Los vapores pueden irritar los ojos y la nariz, y la ingestión puede causar dolores de cabeza y vómitos.
Fuente: Página |12