Desde mañana, 1 de febrero, entra en vigencia un nuevo esquema de aportes y contribuciones para el personal doméstico, con aumentos que varían según la carga horaria semanal. La medida fue oficializada por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y establece subas de hasta el 64,5% en los montos a pagar. Además, el gobierno dispuso que estos valores serán revisados dos veces al año, siguiendo la actualización del monotributo.
El mayor ajuste se aplica a quienes trabajan más de 16 horas semanales, donde la contribución pasa de $17.437,92 a $28.688,55, lo que representa un incremento del 64,52%. Para las empleadas con una carga de entre 12 y 16 horas, el aumento es del 26,88%, llevando la contribución mensual de $8.467,56 a $10.735,77. En el caso de quienes trabajan menos de 12 horas semanales, el ajuste es del 22,86%, con una actualización de $5.547,71 a $6.816,05.
Estos aportes incluyen la cobertura previsional, la obra social y el seguro de riesgos del trabajo (ART). El pago debe realizarse mensualmente, abonando en febrero los montos correspondientes a enero, antes del día 10 de cada mes.
Desde el Sindicato del Personal de Casas de Familia (SinPeCaF), su secretaria general, Ana Altamirano, señaló que estos aumentos no compensan el impacto del alza en los precios del transporte, los servicios y los alquileres. «Es muy difícil sostener una calidad de vida con estos ingresos, que en muchos casos no alcanzan ni para cubrir lo básico», sostuvo.
Altamirano también explicó que muchas trabajadoras prefieren negociar su salario de manera informal ante la dificultad de acceder a un sueldo acorde a su experiencia y referencias. «Lo que se establece en la Comisión Nacional es un mínimo, pero en la práctica hay una gran diferencia entre lo que se paga y lo que realmente deberían ganar las trabajadoras con años de experiencia y recomendaciones», afirmó.
Otro punto de conflicto es la reciente decisión del gobierno de no renovar la moratoria previsional, lo que dejará sin posibilidad de jubilarse a unas 250.000 mujeres que trabajaron sin estar registradas. «Nosotras también trabajamos toda la vida y muchas veces sin los derechos que tienen otros sectores. Nos vemos obligadas a aceptar la informalidad porque tenemos que llevar un plato de comida a la mesa», denunció Altamirano.
El panorama para el sector sigue siendo incierto. Mientras las contribuciones aumentan, los salarios no logran recuperar poder adquisitivo y las paritarias se mantienen estancadas. En un contexto de crisis económica, las trabajadoras domésticas enfrentan el desafío de equilibrar sus ingresos con la creciente inflación y la falta de oportunidades de empleo registrado.
Fuente: Mdz