Ingenieros redescubren una tecnología del siglo XIX para crear baterías baratas sin litio

  • Tiempo de lectura:4 minutos de lectura
En este momento estás viendo Ingenieros redescubren una tecnología del siglo XIX para crear baterías baratas sin litio

Una compañía norteamericana afirma haber creado un nuevo tipo de batería de flujo que promete una caída de la factura eléctrica gracias a su capacidad para almacenar energía renovable con gran efectividad y a un coste extremadamente barato. Y lo ha hecho, afirma, refinando una tecnología de 1884.

Ése fue el año en el que el dirigible La France despegó hacia los cielos parisienses equipado con una batería de flujo de zinc y cloro de 435 kilogramos de peso. Impulsada por energía eléctrica, la aeronave de 52 metros de largo realizó un trayecto de ocho kilómetros el 9 de agosto pilotada por Arthur Constantin Krebs. Según el inventor, la compañía norteamericana Infinity Turbine, esta nueva batería de flujo utiliza exactamente los mismos principios que la del La France. Excepto que la nueva batería utiliza agua salada como principal componente.

La nueva batería es muchísimo más grande que la del La France. De hecho, es del tamaño de varios contenedores de mercancías estándar y pesa varias toneladas, por lo que no serviría para impulsar un dirigible moderno. Pero ése no es su objetivo: la función de esta nueva batería llamada SalgenX es el almacenamiento de la electricidad generada por fuentes renovables, cuyo principal inconveniente es la falta de consistencia en la producción de electricidad. Las plantas solares dejan de funcionar por la noche y las eólicas cuando no hay viento, por lo que no sirven para alimentar de forma constante el hambre constante de electricidad de la sociedad moderna. Eso hace que las eléctricas tengan que utilizar gas, carbón y otras fuentes para producir energía, con un efecto brutal en tu factura de la luz.

Cómo funciona

Según Infinity Turbine, su “batería de flujo redox utiliza dos tanques de electrolitos separados que, cuando se combinan sobre electrodos, puede almacenar o descargar energía según sea deseado. “La simplicidad del concepto”, afirma la compañía, “es la separación de los electrolitos”. La compañía norteamericana dice que su tecnología es escalable y puede construirse con cualquier capacidad imaginable. Además, dice, es muchísimo más barata que las baterías de litio, vanadio y bromo actuales. “El coste de los electrolitos es inferior a cinco dólares por kilovatio”, asegura en una nota de prensa. Y aunque hay soluciones de flujo actuales que utilizan vanadio y bromo, apunta, éstas requieren de “una membrana costosa que complica el sistema y ha impedido su éxito comercial”. Además, subraya, “la mayor parte del sistema se puede obtener y montar en el sitio, lo que permite a las comunidades locales construir sus propios sistemas de almacenamiento”.

Aparte del beneficio económico, Infinity Turbine también dice que el otro gran punto fuerte del uso de agua salada es que la tecnología es medioambientalmente segura: ni es tóxica ni se incendia como el litio, dos de los tres grandes problemas de estas baterías además del elevado coste de ese elemento debido a su escasez, como podéis ver en el documental de Control Z: Viaje a ninguna parte sobre estas líneas.

Fuente: El Confidencial