La planta de Coradir SA, responsable de la fabricación del auto eléctrico Tito, se convirtió en un destino curioso para figuras destacadas en Argentina.
En las últimas semanas, tanto el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, como el dirigente social Juan Grabois y la diputada nacional Natalia Zaracho, visitaron las instalaciones en San Luis, interesados en conocer de cerca el proceso de fabricación. Pero no son los únicos: “Recibimos muchas visitas, somos una fábrica de puertas abiertas”, comentó Juan Manuel Baretto, presidente de la compañía.
Lo que más sorprende a quienes recorren la planta es el método artesanal con el que se produce el Tito, el vehículo más vendido en el país dentro del sector de electromovilidad. “Existe mucho mito alrededor de los autos eléctricos. La gente cree que solo importamos un vehículo chino y le ponemos tres tornillos”, explicó Baretto.
En la fábrica, donde trabajan 120 personas, los visitantes no solo observan la producción, sino que también pueden subirse y probar los vehículos. Grabois, por ejemplo, compartió su experiencia con una foto en sus redes sociales tras su visita.
“Es muy positivo, porque, sin importar quién sea, siguen siendo figuras nacionales que eligen venir a San Luis para conocer nuestra planta”, reflexionó Baretto. Desde el lanzamiento del Tito original, Coradir amplió su oferta con nuevos modelos: la camioneta Tita, la Barre-Tita y el compacto Chiki-Tito.
No obstante, uno de los desafíos actuales para la empresa es la restricción que limita la circulación de los vehículos eléctricos en rutas.
El Tito, al estar homologado bajo la normativa L6/L7, solo puede transitar por calles y avenidas. Grabois también criticó esta regulación tras su visita: “Es ridículo que un auto como el Tito no pueda andar en la ruta. Los que vivimos en el Conurbano Bonaerense y necesitamos hacer un tramo por el Acceso Norte no podríamos usarlo”, reclamó el dirigente.
En el mercado, el precio de Tito arranca en los 16 millones de pesos. De ahí en adelante depende del modelo y la batería utilizada.
Baretto resaltó que los vehículos tienen adaptadores para cargar las baterías con la red eléctrica domiciliaria. Una carga completa, por ejemplo, demandaría unos 800 pesos extras en la factura de luz y permite al conductor transitar por 100 kilómetros.