La reconversión de Télam: el plan del Gobierno para la agencia de noticias con 240 empleados y otro nombre

La agencia no se cierra. Ese es el mensaje que hoy recibieron muchos de los trabajadores de Télam a través de un comunicado interno que difundió uno de los gremios que nuclea la empresa estatal, intervenida y vallada desde hace más de cuatro meses. Desde entonces, el Gobierno dispensó a todos sus empleados con goce de sueldo, lanzó un plan de retiros voluntarios al que adhirió más del 50% del personal, bajo la tácita advertencia de un eventual cese y ante la amenaza del lanzamiento de un proceso preventivo de crisis, que le hubiera permitido al Ejecutivo avanzar con despidos masivos. Lo cierto es que en todo este tiempo el plan nunca fue presentado ante la Secretaría de Trabajo, mucho menos homologado por su titular, Julio Cordero.

Puertas adentro, las negociaciones continúan. Los responsables al frente de la intervención de Télam, encabezada por Diego Chaher -hoy a cargo de los medios públicos y prontamente titular de la Secretaría de las Empresas del Estado- siguen instando a algunos de los empleados para que acepten el retiro voluntario, más allá que formalmente el llamado cerró hace casi dos semanas. Sin embargo, las conversaciones hoy se centran en el futuro de la agencia que conservará una planta de aproximadamente 240 trabajadores divididos en una sección de publicidad y otra de noticias. Cuando asumió Milei, Télam tenía 700 trabajadores en la nómina.

Según pudo saber LA NACION de fuentes al tanto de la negociación, representantes del Gobierno mantuvieron en la última semana una serie de reuniones con delegados gremiales en las que les describieron el panorama. Por un lado, la pata publicitaria de la empresa funcionará en la tradicional sede de la calle Bolivar 531, con una estructura de 90 personas y pasará a llamarse “Apesa”. La agencia de noticias, en cambio, puesta en duda por el Gobierno hasta último momento, o por lo menos desde lo discursivo, se mantendrá en la redacción que funciona en la Avenida Belgrano 347 con una planta de 150 periodistas aproximadamente, en su gran mayoría todos afiliados al Sipreba. Su nombre aún es una incógnita. “Télam, no es una opción”, aclaran.

“Les comunicamos que desde el sindicato estamos en discusiones con la intervención sobre el retorno a la agencia, las condiciones laborales y la situación en general”, se indica en el comunicado interno firmado la Comisión Gremial Interna de Télam, y los sindicatos de prensa FATPREN y Sipreba, que comenzó a circular hoy entre los trabajadores de Télam.

“Muchos de nuestros compañeros y compañeras ya fueron convocados a reuniones, lo cual es muy positivo y resultado de la lucha colectiva. Pero como hicimos siempre, es central discutir colectivamente la forma de ese retorno”, precisan desde el gremio al convocar a una asamblea para este martes en la que, es de esperar, transmitan a los empleados y afiliados mayores precisiones de la incipiente noticia, luego que fuentes del Gobierno se cansaran de repetir en estos meses que el concepto de agencia de noticias como tal no estaba en los planes del “rediseño de Télam”. Sólo dejaban entrever que el nuevo esquema tendría como prioridad salvaguardar la pata publicitaria de la empresa pública.

Ante la consulta de LA NACION, desde la intervención de Télam dijeron no estar al tanto de las negociaciones en curso de esta semana. A pesar de ello, sí admitieron que los empleados que no adhirieron al retiro voluntario serán reasignados a tareas dentro de un área de publicidad y otra periodística que podría estar vinculada a un portal de noticias.

Con la venia de Chaher, la agencia de noticias pasará a cargo de quien es hoy secretario de redacción, Damián Juárez, especializado en periodismo político, y desde hace algunos años dedicado a la cobertura de Juntos por el Cambio. “Él, junto a otros representantes de la intervención, se reunieron esta semana con delegados gremiales en el edificio de Canal 7 para hablar de la reapertura del servicio de cablera y el portal de noticias”, señaló una empleada de Télam si bien aclaró que aún resta conocer con precisión cuál será el plan periodístico.

El futuro gerente de la agencia era parte de los empleados que se encontraba negociando su salida, cuando le llegó el ofrecimiento. “Durante el gobierno anterior lo hostigaban y se tuvo que ir a trabajar a la casa y ahora lo recuperaron. Es un excelente profesional”, señala una fuente dentro de la agencia de vasta antigüedad, que ilusionada por la continuidad de la agencia admite que será un desafío para Juárez conducir la planta compuesta, ahora, en su mayoría por empleados de afiliación sindical y militancia kirchnerista. “Quedaron todos los del gremio”, insistió.

“Entre la espada y la pared”
“De voluntario no tiene nada”, dicen y repiten muchos de los empleados de Télam sobre el plan de retiros que impulsó el Gobierno luego que el Presidente anunciara durante el discurso inaugural de sesiones legislativas el cierre de Télam. Fuentes cercanas al Gobierno admitieron que aquel mensaje de Milei fue “intempestivo” e “inminente”, sobre todo para el propio Chaher que si bien estaba al tanto de las intenciones del mandatario de cerrar la agencia, recién había desembarcado hace menos de un mes como interventor.

De rápida reacción, Chaher valló las sedes de la agencia, dispensó a todos los empleados con goce de sueldo e instaló un plan de retiros voluntarios, llevado adelante por los mismos trabajadores de la empresa. “Un acuerdo entre partes”, comentaron al principio de las negociaciones cuando los ofrecimientos no superaban los 13 millones de pesos.

Con el correr de los días, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, giró los fondos que faltaban, más precisamente el resto de la partida presupuestaria del año: 4 mil millones de pesos, aumentando así el tope del monto ofrecido a los trabajadores a 35 millones de pesos.

Ante la consulta de LA NACION, cercanos al Gobierno repitieron una y otra vez que a todos los empleados de Télam, sin importar la antigüedad, se les ofreció un retiro voluntario compuesto por un 100% de la indemnización correspondiente con el estatuto de prensa, más un 20% adicional aproximado que podía variar en cada caso en particular. El relato de los trabajadores difiere bastante de la explicación oficial.

En la mayoría de los casos consultados por este medio se habló de un ofrecimiento que no superaba el 60% de una indemnización. “El estatuto está obsoleto”, deslizó una empleada de más de 25 años de antigüedad que rechazó el ofrecimiento de retiro voluntario, en su caso, una oferta no mayor al 55% de su indemnización. “Pero es una decisión personal, depende de la espalda de cada uno”, señala, sobre la capacidad de discernir ante el desgaste de la situación y “entre la espada y la pared”.

Fuente: La Nación