Argentina enfrenta un riesgo ambiental creciente: la ropa usada que ingresa al país en volúmenes masivos amenaza con convertir al país en un basural textil imposible de gestionar.
Así lo advierte la organización ProTejer: según sus datos, en apenas un año las prendas de segunda mano pasaron a representar más del 11% del total de la indumentaria importada.
Este salto marca un punto de quiebre que preocupa al sector. Es que, la práctica que antes era marginal, ahora adquiere carácter estructural, según la entidad.
La pregunta central, señalan, es si realmente Argentina quiere convertirse en un basural textil que absorba los residuos globales.
Cuando los volúmenes superan la capacidad real de reutilización, el resultado es previsible: la ropa no se vende, se acumula y termina como residuo textil dentro del país.
En 2025, más del 80% de la ropa usada ingresó por Jujuy, con origen principalmente en Chile y en grandes centros de descarte como los del desierto de Atacama.
ProTejer sostiene que una parte significativa de los fardos contiene prendas rotas o manchadas, sin trazabilidad.
Además, estas están compuestas mayormente por fibras sintéticas y pueden contener químicos potencialmente peligrosos.
Para la entidad, exigir únicamente un certificado de desinfección no resuelve el problema de fondo, ya que no controla sustancias químicas ni verifica la composición de las prendas.
En su diagnóstico, Argentina corre el riesgo de importar residuos bajo la etiqueta de reutilización, cuando en realidad solo se está fomentando la creación de un basural textil.
Fuente: Noticias Ambientales


