El asesinato de Juan Ferreyra, de 45 años, tiene lugar en su vivienda en la zona sur de Rosario. Según los primeros testimonios, Ferreyra se encontraba con un amigo cuando dos personas se acercaron a su casa en moto. Uno de ellos llamó su atención a través del ventanal de la cocina, y cuando Ferreyra se acercó, uno de los atacantes le disparó varias veces. Los agresores huyeron rápidamente de la escena.
Ferreyra recibió al menos tres disparos: uno en el pómulo, otro en el abdomen y uno más en el tórax. Murió de inmediato tras los impactos. Su amigo fue quien alertó a la policía poco después del ataque.
La División de Homicidios de la Policía de Investigaciones se encuentra trabajando en el caso, recabando pruebas y haciendo relevamientos de las cámaras de seguridad de la zona. La investigación está siendo dirigida por el fiscal Luis Schiappa Pietra. Aunque aún no hay detenidos, se han incautado el celular de la víctima y las vainas servidas en el lugar del crimen.
Según las primeras hipótesis, el asesinato de Ferreyra podría estar relacionado con su implicación en la venta de drogas en la zona sur de Rosario, un vínculo que se remonta a hace una década. Además, se especula con la posibilidad de que el crimen esté vinculado a los conflictos internos de la barra brava de Rosario Central, que han aumentado desde la muerte de Andrés Bracamonte. Desde entonces, la disputa por el liderazgo de la tribuna ha desencadenado violentos enfrentamientos, amenazas y conexiones con bandas de narcotraficantes.
Este nuevo asesinato en la barra brava de Rosario Central llega pocos meses después de la muerte de Andrés “Pillín” Bracamonte, quien fue asesinado en noviembre del año pasado. La sucesión de violencia que ha seguido a su muerte pone en evidencia una feroz lucha por el poder dentro de la hinchada del club, lo que no solo involucra a los seguidores más radicales, sino que también parece tener ramificaciones con el crimen organizado en la ciudad.