El BCRA extendió hasta finales de 2025 la normativa que permite la aceptación de dólares «cara chica» por parte de las entidades bancarias. Esta medida, que originalmente expiraba el 31 de marzo, continuará habilitando a los bancos a recibir billetes de dólares rotos o deteriorados, además de aquellos de series anteriores a 1996. El objetivo es asegurar que estos billetes puedan ser cambiados sin perder valor en el mercado.
Los dólares «cara chica», emitidos antes de 1996, tienen una imagen de Benjamin Franklin enmarcada en un óvalo de menor tamaño que los billetes más recientes. A menudo, estos billetes eran rechazados o aceptados a un valor inferior en casas de cambio y otras entidades financieras. En respuesta, el BCRA estableció esta normativa bajo la comunicación «A» 8079, buscando que los bancos los reciban y los cambien por billetes nuevos, un proceso que es respaldado por el propio Banco Central.
Impacto y objetivos de la medida
Desde su implementación, casi 6.000 millones de dólares han sido depositados mediante este canal. El principal objetivo de la medida es formalizar dinero que tradicionalmente se mantenía fuera del sistema financiero, como en cajas de seguridad o «debajo del colchón», y fomentar el blanqueo de capitales. Aunque la medida es voluntaria para los bancos, la respuesta ha sido desigual, con las entidades públicas mostrando mayores restricciones para aceptar estos billetes.
El problema de los billetes «cara chica»
Los dólares de la serie «cara chica» siguen siendo de curso legal tanto en Argentina como en Estados Unidos. Sin embargo, muchos operadores financieros los rechazaban o les aplicaban una tasa de cambio inferior, con descuentos de hasta un 4% del valor nominal. Esto representaba una pérdida de entre 10 y 40 pesos por cada dólar cambiado, algo que la medida busca evitar, asegurando que estos billetes no se desvaloricen arbitrariamente.
La prórroga de la medida por parte del BCRA busca dar un respiro a los tenedores de dólares «cara chica» y garantizar que estos billetes sigan siendo válidos a su valor nominal. Aunque la aceptación por parte de los bancos no ha sido uniforme, la medida refleja el esfuerzo del Central por incentivar la formalización del dinero en circulación.