El Gobierno de Brasil trasladó a siete líderes del Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más poderosas del país, a prisiones federales de máxima seguridad. La medida se produjo tras los disturbios ocurridos en Río de Janeiro el 28 de octubre, vinculados a una violenta operación policial que dejó más de 130 muertos.
Siete altos mandos del Comando Vermelho fueron trasladados este miércoles desde una cárcel estatal de Río de Janeiro hacia la prisión federal de Catanduvas, en el estado de Paraná, considerada una de las más seguras del país.
El operativo se realizó bajo estrictas medidas de seguridad, con un convoy fuertemente escoltado por fuerzas federales. Imágenes aéreas mostraron a los reclusos con el cabello rapado, esposados y vestidos con uniformes carcelarios.
Los detenidos enfrentan condenas por tráfico de drogas, homicidios y organización de fugas. En conjunto, acumulan más de 500 años de prisión, según fuentes oficiales.
Causa del traslado y tensiones políticas
Disturbios en Río tras una operación policial
Las autoridades brasileñas atribuyen la decisión de traslado a los incidentes ocurridos el 28 de octubre en Río de Janeiro, cuando miembros del Comando Vermelho habrían ordenado bloquear calles y generar disturbios en respuesta a una operación policial que terminó con más de 130 muertes en las favelas de Penha y Alemão.
El Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva criticó duramente al Ejecutivo de Río de Janeiro por difundir información sobre el operativo antes de su finalización, al considerar que esa divulgación “pudo haber puesto en riesgo la seguridad del traslado” e incluso propiciado un intento de rescate.
Reclusión junto a Fernandinho Beira-Mar
Los siete cabecillas fueron inicialmente llevados a Catanduvas, prisión donde cumple condena desde hace dos décadas Fernandinho Beira-Mar, considerado el máximo líder del Comando Vermelho.
Desde allí, serán distribuidos en diferentes penales de alta seguridad ubicados en los estados de Río Grande do Norte, Mato Grosso do Sul, Rondônia y Brasilia, como parte del plan federal para dispersar a los líderes del crimen organizado y evitar que mantengan contacto con sus redes criminales.
El traslado de los líderes del Comando Vermelho representa una señal de fuerza del gobierno brasileño frente al crimen organizado. Sin embargo, expertos advierten que el desafío persiste, ya que las facciones criminales continúan ejerciendo influencia en varias regiones del país, especialmente dentro de las cárceles.


