La ciudad de Río de Janeiro vivió una de las movilizaciones más impactantes de los últimos años tras la consagración de Flamengo en la Copa Libertadores frente a Palmeiras. Cerca de 500 mil personas, según estimaron medios locales, coparon las calles del centro con una marea roja y negra que comenzó temprano y que obligó a un enorme operativo municipal. La celebración, sin embargo, terminó empañada por incidentes.

Una caravana multitudinaria que superó todas las previsiones
El plantel arribó al país antes del mediodía y, horas más tarde, inició un recorrido montado sobre un colectivo eléctrico, típico de los carnavales cariocas. El vehículo avanzó por puntos icónicos como Avenida Presidente Vargas y el Monumento a Zumbi dos Palmares, con amplios cortes de calles que la Prefectura implementó desde la mañana para garantizar su paso.
Para sostener semejante concentración, el municipio desplegó un plan especial que incluyó extensión horaria del metro, instalación de 250 baños químicos, múltiples puestos de atención médica y un esquema de tránsito completamente modificado en el centro de la ciudad.
Desde lo alto del colectivo, los jugadores saludaban a la multitud, mientras miles de hinchas trepaban postes, fachadas y camiones municipales para intentar ver de cerca a los campeones. La postal combinaba música, bombos y un fervor permanente.
Discursos, ovaciones y un blooper inesperado
Durante el trayecto, se sucedieron los discursos y cánticos. Pedro, quien no participó de la final por lesión, abrió las intervenciones con un mensaje breve pero emotivo:
“Es un honor estar aquí con nuestra hinchada”, expresó antes de que toda la caravana entonara el himno del club.
Giorgian de Arrascaeta, elegido mejor jugador del torneo, fue uno de los más ovacionados. También llamó la atención la remera de Léo Ortiz, que exhibía la frase: “Si tuviese que morir por Flamengo, lo haría dentro de una cancha”. Cada aparición generó explosiones de gritos y aplausos.
El momento más desopilante llegó cuando la réplica del trofeo se partió en la unión entre la pelota y la figura. Para evitar perderla en pleno festejo, alguien improvisó una reparación con cinta adhesiva. La escena se viralizó de inmediato y se convirtió en uno de los grandes memes del día.
Incidentes y tensión para un cierre caótico
Con el correr de la tarde el ambiente comenzó a tensarse. Medios locales registraron corridas, uso de gases lacrimógenos y varios detenidos. Si bien no se confirmó la cantidad de heridos, se observaron personas atendidas por irritación y otras cubriéndose el rostro debido al gas.
En medio del caos, también se produjeron robos en un comercio de electrodomésticos, donde varios individuos aprovecharon la confusión para escapar con artefactos.
Los motivos que desencadenaron los disturbios no fueron aclarados oficialmente, pero las imágenes dieron cuenta de un final desordenado que contrastó con la euforia inicial.
Una fiesta masiva con un cierre amargo
El festejo de Flamengo dejó imágenes monumentales y un récord de convocatoria, pero terminó marcado por hechos de violencia que empañaron la celebración. Río de Janeiro, que amaneció teñida de rojo y negro, cerró la jornada con un operativo reforzado y un clima muy diferente al entusiasmo con el que había comenzado el día.


