Un catequista acusado de abuso sexual contra un niño de 12 años comenzó a ser juzgado este lunes por un tribunal del Colegio de Jueces de la primera circunscripción judicial, integrado por Ariel Parrillis, Eugenia Zabala Chacur y Fernando de Viana. El acusado llega a juicio con un pedido de 15 años de prisión.
Durante los alegatos de apertura, la fiscal de Juicio N.º 1, Virginia Palacios, solicitó incorporar el delito de “abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa”. La fiscalía sostiene también la imputación inicial por “abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por la guarda, en concurso real con corrupción de menores”.
El contexto de la relación de confianza
La fiscal Palacios expuso que el acusado mantenía una relación de amistad con la madre de la víctima, un niño que al momento de los hechos tenía 12 años.
El imputado colaboraba como catequista en la parroquia La Merced de la ciudad de San Luis, donde el menor comenzó a asistir a clases de catecismo. Este vínculo de confianza se fortaleció porque una de las hermanas de la víctima cuidaba a la madre del acusado. En ese contexto, el hombre habría invitado reiteradas veces al niño a quedarse en su casa, a veces junto a otros alumnos.
Según la acusación, los abusos comenzaron a mediados de 2022, cuando el menor se quedó a dormir en el domicilio del imputado.
Abuso sexual: Agravamiento de la imputación
La Fiscalía sostiene que en el domicilio del acusado se produjeron tocamientos de carácter sexual que se repitieron y aumentaron en gravedad. Adicionalmente, se acusa al hombre de inducir al niño a replicar esas conductas con otros chicos menores de edad.
Tras un último episodio de mayor gravedad, el niño contó lo sucedido a su madre, quien radicó la denuncia que dio origen a la investigación. A raíz de este hecho, la fiscalía consideró necesario readecuar la calificación legal e incluir la tentativa de acceso carnal.
La defensa alega inocencia
Los abogados defensores Delfín Chávez y Juan Ignacio Trusendi plantearon la inocencia de su representado. Sostuvieron que la calificación legal es “exagerada” y que los hechos denunciados “no constituyen delito”.
La defensa argumentó que, tras tres años de investigación, no hay elementos que acrediten las conductas imputadas. Cuestionaron la veracidad de la denuncia y afirmaron que existen contradicciones entre los testimonios y las pruebas. Señalaron que las pericias psicológicas y médicas aportadas no acreditan los hechos, y que la acusación respondería a conflictos personales y prejuicios vinculados a la orientación sexual y a creencias religiosas del acusado.
El debate oral continuará este martes.