Especialistas en cardiología advirtieron que hasta la mitad de los pacientes que sobreviven a un infarto presentan secuelas físicas y emocionales que elevan el riesgo de un segundo episodio. Según datos citados por The Telegraph, uno de cada cinco pacientes es hospitalizado nuevamente en los cinco años posteriores. Frente a este panorama, expertos internacionales detallaron cinco acciones concretas que pueden reducir significativamente la probabilidad de un nuevo evento cardíaco.
El primer infarto deja un efecto duradero que no solo compromete al corazón, sino también a la salud mental. La Asociación Americana del Corazón señaló que hasta el 50% de los sobrevivientes presenta trastornos como depresión y estrés postraumático, condiciones que incrementan hasta un 50% el riesgo de un segundo episodio.
En Estados Unidos, las cifras oficiales indican que el 20% de los pacientes sufre un nuevo ataque cardíaco en los cinco años posteriores al primero, lo que vuelve fundamental adoptar medidas de prevención sostenidas.
Cinco estrategias claves para evitar un segundo infarto
1. Cumplir con la medicación: reduce el riesgo un 40%
Tras un infarto, el tratamiento farmacológico suele incluir entre cinco y seis medicamentos.
El cardiólogo Riyaz Patel, del University College de Londres, explicó que la combinación habitual integra:
- Estatinas
- Anticoagulantes (incluida la aspirina)
- Betabloqueantes
- Inhibidores de la ECA
- Protector gástrico
Aunque algunos fármacos pueden suspenderse pasado un año, Patel recalcó que la aspirina y las estatinas deben mantenerse de por vida.
Sin embargo, solo el 60% de los pacientes cumple con el tratamiento indicado, lo que aumenta considerablemente el riesgo de recaída.
2. Dejar el cigarrillo: otro 40% menos de riesgo
Abandonar el tabaco sigue siendo una de las acciones más efectivas para proteger el corazón.
Sindy Jodar, de la British Heart Foundation, subrayó que los químicos del cigarrillo favorecen la acumulación de grasa en las arterias y aumentan la posibilidad de un segundo infarto.
3. Rehabilitación cardíaca: reducción del 26%
Los programas de rehabilitación incluyen rutinas físicas personalizadas y supervisadas.
La Fundación Británica del Corazón destacó que estos planes son tan importantes como los medicamentos.
Un seguimiento prolongado —más de tres años— reduce hasta un 26% el riesgo de morir por un nuevo episodio. Incluso pacientes con fibrosis cardíaca pueden entrenar bajo supervisión médica.
4. Alimentación cardioprotectora: 25% menos de riesgo
Luego de un infarto, los procesos inflamatorios y el estrés oxidativo favorecen la formación de placas.
La dieta mediterránea —rica en vegetales, granos integrales, pescado y aceite de oliva— ayuda a contrarrestar estos procesos.
La nutricionista Dell Stanford afirmó que este tipo de alimentación “disminuye los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardíacas”.
5. Vacunación anual: entre 20% y 30% de reducción del riesgo
Quienes ya atravesaron un infarto tienen mayor vulnerabilidad ante infecciones como gripe, COVID-19 o herpes zóster.
Estudios señalados por The Telegraph mostraron que:
- La vacuna contra el herpes zóster reduce un 26% los episodios graves.
- La gripe y otras infecciones elevan el riesgo de infarto por la inflamación que producen.
El rol del paciente: la clave del éxito
Para Patel, la prevención depende en un 80% del compromiso del propio paciente.
“Solo el 20% corresponde a médicos y medicamentos. El resto es responsabilidad del paciente, y esto puede marcar la diferencia”, afirmó.


