La Corte Suprema de Estados Unidos respaldó la política migratoria impulsada por el expresidente Donald Trump, permitiendo la deportación de inmigrantes a terceros países. La decisión, tomada en abril de 2025, reafirma una estrategia para gestionar la llegada de migrantes en la frontera sur del país.
La controvertida política de deportación a terceros países fue una de las medidas centrales del gobierno de Donald Trump para frenar el flujo migratorio hacia Estados Unidos. Esta estrategia permite devolver a solicitantes de asilo a países vecinos mientras esperan la resolución de sus casos migratorios, en lugar de permitirles quedarse en territorio estadounidense durante el proceso.
Durante años, esta norma generó disputas legales y fue bloqueada en varias ocasiones por tribunales inferiores. Sin embargo, la Corte Suprema emitió un fallo que valida su aplicación, marcando un hito en la política migratoria actual.
El máximo tribunal concluyó que el gobierno federal tiene la autoridad legal para implementar esta política de deportación a terceros países, siempre que estos países acepten recibir a los migrantes. La decisión fortalece el control migratorio en la frontera y busca reducir la presión sobre el sistema de asilo estadounidense.
Expertos señalan que esta medida podría disminuir el número de solicitudes de refugio presentadas dentro de EE.UU., aunque también genera preocupación en organizaciones de derechos humanos por el impacto en la seguridad y bienestar de los migrantes.
Con esta resolución, la administración actual, aunque distinta a la de Trump, podría continuar con esta política o adaptarla según sus prioridades. El fallo otorga un marco legal sólido para aplicar deportaciones a terceros países, una herramienta clave en la gestión fronteriza.


