Crisis industrial: cierres, despidos y fuerte tensión sectorial

La industria argentina atraviesa una ola de cierres y despidos que encendió alarmas entre grandes empresas y pymes. La decisión de Whirlpool de detener su producción local esta semana generó 220 cesantías y reavivó el debate sobre la política industrial del gobierno de Javier Milei. Mientras el oficialismo insiste con reformas estructurales, el sector fabril reclama medidas urgentes para evitar un colapso productivo.

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La crisis industrial se profundiza día a día. Fábricas que cierran, otras que se convierten en importadoras y cientos de familias que quedan sin empleo marcan un escenario que preocupa a todo el sector productivo. La salida de Whirlpool de la producción nacional fue el caso más resonante, pero no el único: distintos rubros reportan situaciones similares a lo largo del país.

Aunque parte del empresariado respalda el rumbo económico del gobierno, otro sector advierte que el país se encamina a un “industricidio” si no se implementan medidas urgentes de contención.

La frase que encendió el conflicto: “La mejor política industrial es la que no existe”

Durante un evento en la UBA, el secretario de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne, afirmó que el Estado no debe intervenir en la industria. Su declaración se interpretó como una respuesta al CEO de Techint, Paolo Rocca, quien días antes había reclamado retomar políticas industriales activas para proteger capacidades estratégicas.

La frase generó malestar incluso entre dirigentes que suelen tener diálogo fluido con el oficialismo, y fue vista como una señal del gobierno sobre su postura frente al sector fabril.

Whirlpool: el caso que expuso la fragilidad del sector

220 despidos y un cambio drástico de estrategia

La decisión de Whirlpool de abandonar la producción en Argentina para operar como importadora dejó sin empleo a 220 trabajadores y marcó un punto de inflexión. El episodio desató nuevas preguntas sobre la competitividad, los costos internos y el futuro de la industria local.

Para algunos referentes, el cierre era evitable. Desde la UIA, Martín Cabrales sostuvo que con reformas tributarias y laborales vigentes “la historia podría haber sido otra”. Su mirada coincide con un grupo de industriales que considera indispensables cambios estructurales para recuperar competitividad.

Pymes: reclamos urgentes y temor a una crisis social

Un diagnóstico opuesto al de los grandes grupos

Para las pymes, la prioridad no está en reformas estructurales, sino en medidas de supervivencia. Daniel Rosato, titular de Industriales Pymes Argentinos (IPA), alertó sobre un escenario crítico: asegura que la apertura indiscriminada de importaciones puede replicar la crisis vivida durante la administración de Mauricio Macri.

Rosato también advirtió que:

  • El sector energético en crecimiento no genera empleo masivo.
  • Muchas compañías no trabajan con proveedores locales.
  • Tres comercios caen por cada industria que cierra.
  • El 30% de las pymes tendría dificultades para pagar el aguinaldo.

Por ello, IPA reclama un paquete de estímulos al consumo y créditos accesibles con tasas de un dígito.

Un sector dividido entre la expectativa y el miedo

El clima interno del empresariado es tenso. Desde las pymes señalan que el destrato gubernamental es inédito y que incluso grandes corporaciones como Techint sienten el impacto. Aseguran que existe temor a confrontar, lo que impide respuestas más contundentes.

En contraste, Cabrales sostiene una postura de “paciencia activa” y apuesta a una mejora en 2026. Confía en que las reformas que impulsa el Ejecutivo generarán condiciones de crecimiento: “Seguimos creyendo. Mi empresa va a estar en el país dentro de diez años”, afirmó.


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