El Museo del Louvre decidió trasladar parte de sus joyas más valiosas a una bóveda subterránea del Banco de Francia, luego del espectacular robo ocurrido el domingo pasado en París. El golpe, protagonizado por cuatro encapuchados, expuso graves fallas en el sistema de seguridad del museo más visitado del mundo.
El robo que sacudió a Francia
Cuatro personas encapuchadas irrumpieron el domingo anterior en la Galería Apolo del Louvre, donde se exhiben las joyas de la corona francesa. Utilizando una plataforma elevadora y herramientas eléctricas, lograron romper las vitrinas y sustraer ocho piezas históricas, valuadas en unos 88 millones de euros (102 millones de dólares).
Entre los objetos robados se encontraba una tiara perteneciente a la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, engastada con casi dos mil diamantes. La pieza fue hallada horas más tarde, dañada, fuera del museo durante la fuga de los delincuentes.
Reacción del gobierno y medidas inmediatas
El robo generó un fuerte impacto en la opinión pública francesa. El presidente Emmanuel Macron y la ministra de Cultura, Rachida Dati, condenaron el hecho y lo calificaron como “un ataque a la identidad nacional”.
Ante la magnitud del golpe, las autoridades desplegaron 150 investigadores para identificar a los responsables y recuperar las joyas robadas. En paralelo, la dirección del museo enfrentó duras críticas por las vulnerabilidades en sus protocolos de seguridad.
Como medida de emergencia, el Louvre decidió trasladar sus piezas más valiosas a la bóveda del Banco de Francia, ubicada a solo 500 metros del museo, en la margen derecha del río Sena. Este recinto subterráneo, protegido a 27 metros de profundidad, cuenta con uno de los sistemas de seguridad más avanzados del país.
La decisión busca evitar nuevos incidentes mientras se revisan los protocolos internos y se refuerzan las medidas de protección dentro del museo.
Crisis interna y reclamos del personal
El robo reavivó reclamos sindicales dentro del Louvre. Trabajadores y delegados sostienen que la combinación de recortes presupuestarios y el aumento constante del turismo han debilitado la seguridad de las colecciones.
El museo recibe cada año a millones de visitantes, lo que, según los gremios, dificulta mantener un control eficaz sin los recursos adecuados.


