Fred Machado rompió el silencio: “El error de Espert fue negarme”

El empresario aeronáutico argentino Fred Machado habló por primera vez tras el escándalo que lo vinculó con causas internacionales por lavado y narcotráfico. Desde el aislamiento, asegura que fue usado como “chivo expiatorio” y apunta directamente contra el diputado José Luis Espert: “Me negó, y eso fue su error”.

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Fred Machado, empresario con trayectoria en el sector aeronáutico de Estados Unidos y Centroamérica, rompió el silencio tras años de silencio mediático. “No soy narco, soy un tipo que se equivocó”, afirmó con tono entre la bronca y el cansancio.
Asegura que fue “utilizado para tapar una red mucho más grande” que mezcla aviones, dinero, política y justicia internacional. “Me convirtieron en radiactivo”, sostiene, al describir el impacto que tuvo el caso en su vida personal y profesional.

“El error de Espert fue negarme”

Machado no evita hablar de su relación con el diputado liberal José Luis Espert, a quien —según dice— ayudó económicamente en 2019.
“El error de Espert fue negarme. No fue un apoyo oculto ni millonario. Le presté un avión de un amigo y lo ayudé con algunos gastos”, asegura.
Relata que en ese año firmó un contrato por más de 200 mil dólares, a través de su empresa Aircraft Guaranty, para colaborar con Espert en tareas logísticas. “Lo hice por lástima, no era el Espert de ahora. En ese momento me pareció un tipo macanudo, con una causa noble”, señala.

Sobre el episodio de la camioneta Jeep que Espert utilizó durante la campaña presidencial, Machado aclara: “Era de un primo mío. No fue un atentado ni un tiro; pasó por la Villa 31 y le tiraron piedras”.

“Yo movía mi plata por Aircraft Guaranty”

Machado explicó que la compañía estadounidense Aircraft Guaranty fue clave en sus operaciones financieras. “Movía toda mi plata por ahí. Era un sistema legal, usado por extranjeros para registrar aviones en Estados Unidos”, explicó.
Niega haber tenido vínculos con redes de narcotráfico y asegura que su relación con Debra Mercer-Erwin, titular del trust investigado, fue meramente profesional. “Ella no tenía idea de lo que pasaba con los 1.500 aviones registrados”, añadió.

Machado sostiene que fue víctima de una interpretación errónea: “Había un video de un avión que aterrizó en la selva. Se lo mandé a Debra en chiste y después me usaron eso en mi contra”.

Antes del escándalo, Machado desarrolló proyectos en Guatemala, donde fundó Argentina Los Alpes, un emprendimiento que —según sus ex empleados— dio trabajo a más de 15 mil personas.
“El pueblo me adoptó, la gente me quería. Daba trabajo y ayudaba a las comunidades indígenas”, afirma.

Elmer Orellana, ex encargado de logística, lo definió como “un ángel” que generó empleo y donó tierras, materiales y hasta construyó una clínica. Sin embargo, el proyecto no prosperó. “Se montaron estructuras y se hicieron pruebas, pero no se extrajo mineral. La empresa quebró”, explicó Orellana, quien responsabiliza por ello a un ex representante local.

El escándalo de los aviones y su defensa

Machado también habló sobre las acusaciones relacionadas con vuelos y tráfico ilegal. Asegura que los agentes estadounidenses lo presionaron para que delatara a inversores y lo mantuvieron “cinco meses bajo tortura psicológica”.
“Me decían que los delatara, pero no lo hice. Me equivoqué, sí, pero no soy delincuente”, repite.
Según él, su caso fue manipulado: “En Estados Unidos te pueden meter 30 años preso y después te dicen ‘nos equivocamos’. Te destruyen y se van”.

El vínculo con los pilotos Juliá y la política guatemalteca

Machado se despegó del caso de los hermanos Juliá, pilotos argentinos detenidos en 2011 con casi una tonelada de cocaína. “El avión no era mío. Les alquilé uno distinto y lo devolvieron. Usaron mi sistema de vuelo, pero eso no me vincula”, sostuvo.

También recordó su vínculo con el expresidente guatemalteco Jimmy Morales: “Le presté un avión cuando se quedó sin conexión. Después me agradeció, pero al hacerse público lo negó”.

En el cierre de la entrevista, Machado se muestra resignado: “Estoy en mi casa, aislado. Me soltaron la mano”.
Reconoce que su historia parece una película de los hermanos Coen y repite la frase que resume su caída: “Me cortaron las piernas”.
Aun así, insiste en su inocencia: “Eran siete u ocho inversores, no dos mil. Me equivoqué, pero no hice nada ilegal”.


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