Alejandra Oliveras, una de las figuras más icónicas del boxeo argentino, falleció a los 48 años tras complicaciones derivadas de un ACV isquémico, por el que estaba internada desde el 14 de julio en el Hospital Cullen de Santa Fe. La campeona había sido diagnosticada con una embolia pulmonar masiva que finalmente le causó la muerte.
El pedido judicial que postergó la cremación
Estaba previsto que los restos fueran cremados el miércoles a las 10 de la mañana. Sin embargo, el trámite fue demorado por una denuncia presentada por Aldo Parodi, ex campeón de fisicoculturismo, quien solicitó que se investigara la posibilidad de un «doping seguido de fallecimiento», sugiriendo que Oliveras podría haber consumido —consciente o inconscientemente— esteroides o anabólicos.
La Justicia desestimó la denuncia
El fiscal Ignacio Orio, a cargo del legajo en la Fiscalía Regional 1, evaluó que no existían motivos suficientes para realizar nuevas pericias. En un comunicado, el Ministerio Público de la Acusación explicó:
“La decisión fue tomada en razón de la valoración de las medidas adoptadas, las cuales excluyen la necesidad de llevar a cabo diligencias periciales”.
Así, se rechazó el pedido de autopsia y se autorizó finalmente la cremación del cuerpo.
Fuerte rechazo de la familia
El abogado de los hijos de Oliveras, Luis Hilbert, criticó con dureza al denunciante. Calificó a Aldo Parodi como un “denunciador serial” y aseguró que no tenía ningún vínculo con la deportista:
“No conocía a Alejandra, no lo conocen los hijos, no lo conoce la familia. Hizo una denuncia falsa, inconsistente e inverosímil que solo busca cinco minutos de fama”.
Hilbert también señaló que Parodi ya había realizado denuncias infundadas contra otras figuras públicas, incluyendo políticos, jueces y hasta el Papa.
Con la investigación cerrada y sin pruebas que justifiquen una autopsia, la familia de Alejandra Oliveras podrá finalmente despedirla como deseaba. La exboxeadora deja un legado imborrable en el deporte argentino y será recordada no solo por sus títulos, sino también por su espíritu combativo y carisma.
