Emmanuel Macron reunió este lunes en el Palacio del Elíseo a más de un centenar de chefs y profesionales de la gastronomía para debatir la crisis que atraviesan los restaurantes en Francia. Cada día cierran 25 locales, afectados por la inflación, el cambio en los hábitos de consumo y la creciente competencia de la comida rápida.
El tradicional bistró, símbolo de la cocina francesa, vive una de sus peores crisis. En París y en todo el país, los salones se vacían mientras los consumidores prefieren delivery, comida rápida o preparar platos en casa.
Los dueños de restaurantes advierten que el poder adquisitivo en caída, los precios elevados y una experiencia culinaria que ya no cumple las expectativas han alejado a los clientes. “Antes rechazábamos gente a mediodía; hoy luchamos por llenar las mesas”, confiesa el propietario de una brasserie en Saint-Germain.
Poder adquisitivo en crisis y hábitos cambiantes
La inflación, el aumento de costos y los bajos salarios impactan directamente en el consumo. Las familias priorizan gastos básicos y reducen salidas a restaurantes.
A este contexto económico se suman factores culturales: el teletrabajo, el auge del delivery y la influencia de cadenas americanas de hamburguesas y comida rápida. Según la Asociación Francesa de Maestros Restauradores, Francia vive un proceso de “americanización” en sus hábitos alimenticios.
Macron convoca a chefs y productores en el Elíseo
Para enfrentar esta situación, el presidente Emmanuel Macron ofreció un almuerzo de trabajo en el Palacio del Elíseo. Participaron reconocidos chefs como Jérôme Bocuse y Virginie Basselot, además de viticultores, carniceros y productores.
Entre las medidas planteadas se destacan:
- Eliminar impuestos sobre las propinas para que lleguen directamente a los empleados.
- Promover el título de maître restaurateur, que certifica el uso de productos frescos.
- Reforzar controles a las importaciones que no cumplen con las normas sanitarias locales.
- Fomentar la “diplomacia gastronómica” como motor de turismo y exportaciones.
Macron reconoció que la crisis de consumo es real: “Existe un problema de poder adquisitivo que afecta la frecuencia con la que los franceses visitan los restaurantes”.
En Francia existen 175.000 restaurantes, el número más alto de Europa. Sin embargo, cada año cierran cerca de 9.000 locales. La saturación del mercado, unida a la falta de formación empresarial y profesional en muchos nuevos dueños, ha deteriorado la calidad y la rentabilidad del sector.
Mientras tanto, las grandes cadenas de comida rápida continúan expandiéndose. McDonald’s Francia, por ejemplo, supera los 6.000 millones de euros en ingresos anuales y concentra buena parte del público que antes optaba por los bistrós.