Un violento enfrentamiento entre bandas del narcotráfico dejó al menos 17 reclusos muertos este jueves en la cárcel de Esmeraldas, Ecuador. Las víctimas, muchas de ellas desmembradas y acuchilladas, forman parte de la ola de violencia carcelaria que golpea al país desde hace años y que se ha intensificado bajo la guerra declarada al crimen organizado.
Según el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI), el motín ocurrió durante la madrugada con explosiones y disparos que aterrorizaron a los internos. Los fallecidos pertenecían a las bandas rivales Los Choneros y Los Lobos, dos de los Grupos de Delincuencia Organizada (GDO) más poderosos de Ecuador.
Las imágenes que circularon en redes sociales mostraron escenas de extrema violencia: cuerpos ensangrentados y decapitados dentro del penal. Con este hecho, la cifra de presos asesinados en los últimos tres días asciende a 30 reclusos y un guardia penitenciario.
Superpoblación y control criminal
El centro penitenciario de Esmeraldas, con capacidad para 1.100 internos, ya registraba en 2022 una sobrepoblación de más de 1.400 reclusos. Este hacinamiento ha facilitado que las cárceles se conviertan en escenarios de poder para las mafias del narcotráfico.
Desde 2021, más de 500 presos han sido asesinados en distintas masacres carcelarias. Solo este lunes, en la prisión de Machala, al suroeste del país, otro enfrentamiento dejó 13 reos y un guardia muertos, además de 14 heridos.
Ecuador, un corredor estratégico de la droga
Ecuador se ha transformado en un punto clave del tráfico internacional de cocaína. Gran parte de la droga producida en Colombia y Perú —los principales exportadores del mundo— sale hacia Estados Unidos y Europa por puertos ecuatorianos.
Este escenario ha potenciado las disputas entre bandas locales y su conexión con carteles internacionales, lo que explica la escalada de violencia dentro y fuera de las prisiones.
Guerra declarada al crimen organizado
Desde 2024, las cárceles se encuentran bajo control militar tras la decisión del presidente Daniel Noboa de declarar el estado de conflicto armado interno. El objetivo es neutralizar a unas 20 bandas del narcotráfico que operan en el país.
A pesar de estas medidas, la violencia continúa en aumento. En los últimos seis años, la tasa de homicidios en Ecuador se disparó más de 600%, consolidando al país como uno de los más violentos de la región.