En marzo, la economía argentina mostró señales de retroceso, según datos del INDEC. Aunque se espera una recuperación, el modelo de crecimiento impulsado por el gobierno de Javier Milei genera inquietudes por su bajo impacto en el empleo y la creciente demanda de dólares.
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), publicado por el INDEC, reveló que en marzo la economía argentina se contrajo un 1,8% respecto al mes anterior. Se trata del primer retroceso en casi un año y el más pronunciado desde 2023, marcando una pausa en la tenue recuperación observada en los meses previos.
Este retroceso coincidió con un contexto de incertidumbre en torno al régimen cambiario del Banco Central, en medio de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr un nuevo acuerdo financiero.
Distintas consultoras privadas anticipan un repunte económico en abril. EcoGo, LCG y Econviews señalan avances en sectores como el comercio y la construcción, impulsados por mayor actividad crediticia e inmobiliaria.
En cambio, Equilibra prevé una nueva caída en abril, argumentando que la estabilización posterior al acuerdo con el FMI fue más lenta de lo previsto, sumado a un bajo rendimiento del agro debido a condiciones climáticas adversas. No obstante, proyectan una recuperación para mayo.
Desde el Banco Provincia alertan que, incluso si la economía retoma el crecimiento, el modelo económico del gobierno beneficia a sectores que no son intensivos en empleo. Agroindustria, minería y energía explican el 13% del PBI, pero apenas generan el 7% del empleo formal.
En contraste, actividades como la construcción, la industria y el comercio, que concentran el 45% del empleo formal, han sido las más afectadas por el ajuste. Esto se traduce en un mercado laboral debilitado y con menos capacidad de respuesta ante una eventual reactivación.
Salarios reales siguen por debajo del promedio
La pérdida del poder adquisitivo también preocupa. Los sueldos del sector privado formal se mantienen un 2% por debajo del promedio de 2023 en términos reales, mientras que en el sector público la caída ronda el 20%, afectando la capacidad de consumo y la recuperación de la demanda interna.
Pese al impulso de sectores exportadores, el modelo de crecimiento actual no estaría fortaleciendo la acumulación de divisas. Las importaciones están aumentando a un ritmo mayor que la actividad económica, debido a la apreciación cambiaria y la eliminación de barreras comerciales.
Esto genera preocupación en torno a la sustentabilidad externa, ya que la mayor disponibilidad de productos importados también desplaza a la producción local, lo que impacta negativamente en el empleo y en la sustitución de importaciones.