El empresario textil Mauro González advirtió que la importación de ropa usada coloca al país “al nivel de naciones tercermundistas” y agrava la crisis del sector. Señaló que estas prendas ingresan a ferias informales, desplazan empleo argentino y dañan una cadena de valor que incluye algodón, tejido, tintorerías, talleres y servicios asociados.
Preocupación en el sector textil por la llegada masiva de ropa usada al país
González, que es presidente de la Confederación Federal PYME Argentina, manifestó una dura crítica al ingreso de ropa usada importada, habilitado tras la desregulación impulsada por el Gobierno nacional.
“Argentina se ha convertido en el basurero del mundo”, al permitir el ingreso de prendas descartadas en el exterior y dijo: “Cuando un país recibe ropa usada, nos igualamos a un país africano, a un país del tercer mundo”.
“No es solo competencia desleal: es un golpe directo al empleo”
González explicó que los containers con ropa usada no llegan para consumo directo, sino que ingresan a ferias informales como La Salada, desde donde luego se distribuyen por todo el país.
“Estas grandes ferias ilegales empiezan a comercializar este tipo de ropa. Lo que están destruyendo es el empleo argentino”, añadió.
El dirigente remarcó que la medida afecta a toda la cadena de valor textil, que incluye:
- Producción de algodón
- Tejido e hilandería
- Tintorerías
- Talleres de confección
- Fabricación de avíos
- Logística y comercialización
“El termómetro de la industria colapsó. Ya no hablamos de fiebre, sino de agonía”, lamentó.
Impacto en precios, impuestos y competencia desigual
González sostuvo que es falso que la ropa argentina sea cara por ineficiencia del sector.
Indicó que muchas veces una prenda fabricada en el país se vende más barata en Chile que en el propio mercado local debido a la pesada carga tributaria y el costo financiero.
“Si quiero importar maquinaria para tecnificarme, tengo cero impuesto; pero si un consumidor compra en plataformas internacionales, también tiene cero impuesto. Está totalmente desbalanceado”, cuestionó.
“La apertura indiscriminada destruye la industria nacional”
El dirigente responsabilizó a la desregulación impulsada por el ministro de Desregulación y Transformación, Federico Sturzenegger: “En Argentina hace dos años no se podía importar ropa usada. La desregulación abrió las puertas a que suceda esto. Argentina pasó a ser el basurero del mundo.”
Y agregó que esta situación no ocurre solo con indumentaria: “También está ingresando maquinaria descartada, herramientas y bienes usados que otros países ya desechan”.
Una crisis que se profundiza: cierres, suspensiones y caída del consumo
González relató que su propia empresa —dedicada a uniformes escolares y ropa de trabajo— sufrió una caída del 70% en la demanda: “Tuve que reducir un turno y suspender personal”.
Aseguró que la industria nacional agotó su stock para sobrevivir 2024, esperando un rebote económico que nunca llegó.
“Estamos en una L: la actividad se encalló, se derrumbó y quedó ahí”, expresó.
Advertencia sobre el futuro social y productivo
El empresario planteó un escenario preocupante: “Este esquema político-económico es un 80/20: un 80% de pobreza y un 20% que va a quedar acomodado. Se destruye la movilidad social. El que nace pobre va a morir pobre”.
Además, alertó que la crisis ya llegó al comercio: “Hasta hace unos meses afectaba a la industria. Hoy avanzó sobre mayoristas, cadenas y ahora va por el minorista”.
Críticas al modelo económico: “No se va a reactivar porque no está en la matriz del Gobierno”
González fue contundente al evaluar las perspectivas de recuperación: “No veo reactivación porque la matriz del Gobierno no apunta a la producción. Es un modelo financiero. Si no bajan impuestos y tasas, esto no se revierte”.
También cuestionó el rol de plataformas como MercadoLibre, que priorizan productos importados desde otros países, desplazando a fabricantes nacionales.
“Argentina recibe el descarte del mundo”
El empresario destacó que, mientras el Gobierno sostiene que la ropa usada permitirá a los consumidores acceder a precios más bajos, la realidad es que: “Si el consumidor se queda sin trabajo, no va a poder comprar ni barato ni caro”.
González detalló que esta indumentaria ya circula en ferias del interior y marketplaces, y que incluso llega al país ropa recogida del desierto de Atacama, uno de los mayores basureros textiles a cielo abierto del planeta.
“Estamos en el peor momento para la producción argentina y para una sociedad que está siendo pauperizada”, concluyó González.


