Operativo policial en Río deja 64 muertos y expone crisis en Brasil

Río de Janeiro fue escenario del operativo policial más violento de los últimos años. Al menos 64 personas murieron —60 civiles y 4 agentes— durante un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y miembros del Comando Vermelho, la principal facción del narcotráfico en Brasil. El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva analiza la intervención militar tras el pedido del gobernador bolsonarista Claudio Castro.

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El operativo más sangriento en décadas

El martes por la mañana, cerca de las 6:00, comenzó una megaoperación del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar (BOPE) en las favelas Complexo do Alemão y Complexo da Penha, al norte de Río de Janeiro.
El despliegue incluyó helicópteros, drones y vehículos blindados conocidos como caveirões, que avanzaron entre barricadas de neumáticos encendidos y calles bloqueadas.

El saldo provisorio fue de 64 muertos, entre ellos 60 civiles —una mezcla de traficantes y vecinos inocentes atrapados en los tiroteos— y 4 agentes policiales. Además, más de 90 personas fueron detenidas, varias de ellas provenientes del nordeste y la región amazónica, zonas donde el Comando Vermelho ha extendido su influencia.

Caos y miedo en las favelas

Durante toda la jornada, los habitantes de las comunidades afectadas permanecieron encerrados en sus casas mientras el estruendo de las ametralladoras y granadas resonaba en los morros.
Las escuelas, centros de salud y comercios cerraron sus puertas por precaución.

“Nos amenazan los delincuentes y la policía entra en las casas golpeando a la gente”, denunció un vecino al portal UOL bajo anonimato.

El conflicto paralizó buena parte de la ciudad: avenidas principales quedaron bloqueadas y el tránsito colapsó. Los cariocas, acostumbrados a esta “guerra de baja intensidad”, usan aplicaciones como Fogo Cruzado para evitar las zonas más peligrosas.

Castro pide ayuda militar y endurece el discurso

El gobernador Claudio Castro, aliado del expresidente Jair Bolsonaro, justificó la dureza del operativo y solicitó al gobierno federal el envío de Fuerzas Armadas.
Castro calificó a los narcotraficantes del Comando Vermelho como “terroristas”, afirmando que el Estado debe responder con “todo su poder de fuego”.

El mandatario concedió entrevistas a la cadena CNN Brasil, que difundió imágenes captadas por los helicópteros policiales donde se observan presuntos miembros del grupo huyendo entre la vegetación de los morros.

Lula evalúa los pasos a seguir

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue informado de la crisis mientras regresaba de un viaje a Malasia. Desde el avión presidencial, autorizó al vicepresidente Geraldo Alckmin y al ministro de la Casa Civil, Rui Costa, a convocar una reunión urgente en el Palacio del Planalto.

El ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, adelantó que el gobierno se muestra reticente a decretar una Garantía de la Ley y el Orden (GLO), medida que habilitaría la intervención del Ejército en tareas de seguridad interna.
El oficialismo teme que esa decisión refuerce la narrativa de la ultraderecha, que propone militarizar el combate al narcotráfico.

El exmandatario Jair Bolsonaro, actualmente inhabilitado y detenido, ha impulsado la idea de tratar al narcotráfico como una forma de terrorismo.
Su hijo, el senador Flavio Bolsonaro, ejerce un rol decisivo en la política de seguridad de Río y habría estado al tanto del operativo. Días antes, había pedido “eliminar a los narcos con apoyo de las Fuerzas Armadas”, incluso mencionando su “envidia” por el ministro de guerra de Donald Trump.

La cercanía entre el gobernador Castro y el bolsonarismo refuerza las sospechas de una estrategia política detrás del operativo, que podría agravar la ya tensa relación entre el gobierno federal y el estado de Río de Janeiro.


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