La decisión del Gobierno de elevar la tasa de interés para frenar la presión sobre el dólar encendió las alarmas en el sector productivo. Con una deuda en pesos que superó los $15 billones, el Banco Central incrementó la tasa de referencia del 45% al 69% anual y elevó el encaje bancario al 50%, medida que estará vigente entre el 19 de agosto y el 28 de noviembre.
El contexto: inflación y control cambiario
Cuando Javier Milei asumió la presidencia, la tasa monetaria rondaba el 133% anual, con una inflación del 210%. Hoy, pese a que la tasa es menor, la inflación se ubica en 36%, lo que convierte a la política actual en un freno claro para la actividad económica.
El objetivo oficial es evitar una corrida cambiaria y garantizar que el tipo de cambio no se dispare en plena campaña legislativa. Sin embargo, para los empresarios el costo financiero se volvió un obstáculo para producir y exportar.
La voz del sector privado
Uno de los reclamos más resonantes llegó desde el empresario naval Vito Contessi, del Astillero Federico Contessi y Cía. S.A., quien cuestionó en redes sociales el esquema actual:
“Te endeudás y comprás insumos a un dólar de $1380 para exportar, y cuando despachás está a $1292, con la tasa de descubierto en 100%. ¿Cómo se produce en Argentina?”, expresó, mencionando al economista Salvador Di Stéfano, defensor del plan económico oficial.
El planteo refleja la dificultad de competir en un escenario de costos crecientes y dólar inestable, donde abrir mercados externos exige inversiones a largo plazo con márgenes cada vez más ajustados.
Tasas municipales bajo la lupa
Además de la política monetaria, la Unión Industrial Argentina (UIA) advirtió sobre la presión de las tasas municipales. Según una encuesta presentada en un encuentro con más de 250 empresarios, las industrias pagan en promedio 7,4 tributos locales.
El presidente de la UIA, Martín Rappallini, destacó que estos costos reducen la competitividad y señaló que el 80% de los empresarios percibe falta de proporcionalidad y doble imposición en los cobros.
“La industria no tiene rueditas. No puede mudarse fácilmente por los costos del municipio, pero sí puede decidir dónde realizar nuevas inversiones”, advirtió Rappallini.
