El terremoto que ocurrió en Myanmar el viernes pasado dejó un saldo trágico de al menos 2.056 muertes y 3.900 personas heridas, según el informe del Consejo de Administración Estatal de Myanmar. Además, alrededor de 270 personas siguen desaparecidas, mientras las labores de rescate continúan en todo el país.
El epicentro del terremoto fue ubicado en una zona cercana a la región de Mandalay, una de las más afectadas, donde las comunicaciones por internet fueron interrumpidas, y las rutas de transporte terrestre y aéreo quedaron gravemente dañadas.
El coordinador de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Myanmar, Marcoluigi Corsi, destacó que el desastre afectó a más de 20 millones de personas, es decir, un tercio de la población del país. En un informe urgente, Corsi hizo un llamado a la comunidad internacional para que intensifique su ayuda a Myanmar en este momento crítico.
La ONU, junto con sus socios, está trabajando en una respuesta de emergencia para atender a los afectados por el sismo, que ha dejado al país en una situación de gran vulnerabilidad.
El terremoto también causó graves daños en la región china de Yunnan, especialmente en el municipio de Ruili, donde se reportaron 842 viviendas dañadas. A unos 300 kilómetros del epicentro, el municipio sufrió afectaciones menores en términos de víctimas, con solo dos personas heridas. Sin embargo, cerca de 2.840 residentes de la zona se vieron afectados por el evento sísmico.
Las autoridades locales han desplegado equipos de rescate y restablecido rápidamente los servicios de agua, electricidad, transporte y comunicaciones en Ruili, lo que permitió mitigar el impacto en la región.