El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensifica su estrategia contra Venezuela con un nuevo golpe a las exportaciones petroleras. La Casa Blanca busca debilitar el financiamiento del chavismo, forzar el exilio de Nicolás Maduro y mostrar resultados rápidos en un contexto de presión política interna y electoral.
Trump redobla la presión sobre Venezuela
Un plan que combina sanciones, petróleo y cálculo político
La política de Donald Trump hacia Venezuela atraviesa una nueva fase. Tras meses de despliegue naval en el Caribe bajo el argumento de combatir el narcotráfico, el foco se trasladó al corazón económico del chavismo: el petróleo. En los últimos días, Estados Unidos avanzó con la confiscación de buques petroleros sancionados, una medida que apunta directamente a reducir los ingresos del gobierno de Nicolás Maduro.
El objetivo inmediato, según distintas lecturas en Washington, no sería la caída total del régimen, sino una salida negociada del mandatario venezolano hacia el exilio. El propio Trump dejó entrever esa exigencia en recientes declaraciones públicas, al asegurar que Maduro “sabe exactamente” lo que espera de él.
El trasfondo del conflicto entre EE.UU. y Venezuela
Narcotráfico, sanciones y cuestionamientos internacionales
Desde septiembre pasado, la estrategia estadounidense comenzó con operaciones marítimas contra supuestas rutas del narcotráfico vinculadas al denominado Cartel de los Soles. Sin embargo, expertos y organismos internacionales pusieron en duda tanto la magnitud del tráfico que pasa por Venezuela como las pruebas presentadas por Washington.
Según analistas en crimen organizado, la mayor parte de la cocaína que llega a Estados Unidos no transita por territorio venezolano y el fentanilo, una de las principales preocupaciones de la Casa Blanca, tiene otros orígenes. La ONU, además, advirtió que algunas acciones militares podrían encuadrarse como ejecuciones extrajudiciales.
El petróleo venezolano, en el centro de la disputa
Un golpe directo al financiamiento del chavismo
El endurecimiento de las sanciones petroleras marcó un punto de inflexión. Trump no solo avanzó con bloqueos a buques vinculados a PDVSA, sino que también reavivó un discurso histórico al afirmar que Estados Unidos fue despojado de “sus derechos energéticos” en Venezuela.
La industria petrolera del país sudamericano fue nacionalizada en 1976 y, décadas más tarde, Hugo Chávez profundizó el control estatal, obligando a las empresas extranjeras a operar en minoría o abandonar el país. Hoy, la ofensiva estadounidense refuerza la narrativa del chavismo, que denuncia un intento de apropiación de los recursos naturales.
Presión interna y urgencia política para Trump
Encuestas, elecciones y límites al uso de la fuerza
El tiempo juega en contra del presidente estadounidense. A menos de un año de iniciar su segundo mandato, Trump enfrenta un escenario electoral complejo de cara a 2026. Según encuestas recientes, el 63% de los estadounidenses rechaza una acción militar en Venezuela y más de la mitad desaprueba las operaciones navales contra supuestas lanchas narco.
Además, la imagen presidencial muestra desgaste: solo el 42% respalda su gestión y el apoyo dentro del movimiento MAGA cayó ocho puntos desde enero. En ese contexto, una salida rápida de Maduro podría ser presentada como un triunfo político sin el costo de una guerra abierta.


