Decenas de miles de personas salieron a las calles en Brasil este fin de semana para rechazar una posible amnistía que beneficiaría al expresidente Jair Bolsonaro y a los condenados por el intento de golpe de Estado de 2022. Las protestas también cuestionaron un proyecto que ampliaría el aforamiento de legisladores.
Según el Monitor de Debate Político de la Universidad de São Paulo, más de 40.000 manifestantes se concentraron en São Paulo y Río de Janeiro, las dos urbes más pobladas del país. A estas movilizaciones se sumaron actos similares en al menos 33 ciudades, incluidas todas las capitales estatales.
La convocatoria fue impulsada por los movimientos Pueblo Sin Tierra y Brasil Popular, junto con sindicatos, colectivos estudiantiles, artistas y partidos de izquierda y centroizquierda. También participaron organizaciones históricas como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) y el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST).
La voz de la cultura brasileña
En Río de Janeiro, la protesta contó con la presencia de figuras emblemáticas de la música y la cultura del país, como Chico Buarque, Caetano Veloso y Gilberto Gil. Este último advirtió sobre los riesgos de repetir “momentos similares de golpe de Estado en la historia brasileña” y pidió una respuesta firme frente a los intentos de impunidad.
El motivo del descontento
El eje central de las manifestaciones fue la tramitación urgente de un proyecto de ley que podría otorgar amnistía a los responsables de los actos violentos ocurridos tras la victoria electoral de Luiz Inácio Lula da Silva en octubre de 2022.
La medida abarcaría desde las primeras protestas postelectorales hasta el asalto al Palacio del Planalto el 8 de enero de 2023, e incluso podría alcanzar al propio Bolsonaro.
En paralelo, la Cámara de Diputados aprobó esta semana la llamada PEC del Blindaje, una enmienda constitucional que extendería el aforamiento de senadores y diputados, protegiéndolos de procesos judiciales en el Supremo Tribunal Federal.
