Un operativo contra el narcotráfico realizado este martes en las favelas de Río de Janeiro dejó como saldo al menos 130 muertos hasta el momento, como consecuencia del cruce entre la policía y el grupo Comando Vermelho.
En tanto, más de 60 cadáveres ya fueron reconocidos por los vecinos en plazas y lugares públicos, con imágenes desgarradoras de los cuerpos. En tanto, el presidente brasileño Lula da Silva regresó de su gira por Asia y convocó a una reunión de ministros del gobierno de emergencia, mientras buscan al líder «Doca» de Comando Vermelho, por el que ofrecen una recompensa récord.
El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, expresó su preocupación por la alta letalidad del procedimiento y por el impacto que este tipo de acciones tienen sobre las comunidades más vulnerables. “Durante décadas, la brutalidad policial en Brasil se ha naturalizado. Es necesario romper ese ciclo y alinear las operaciones de seguridad con los estándares internacionales sobre el uso de la fuerza”, advirtió.
Türk reconoció la complejidad que implica enfrentar a organizaciones criminales armadas, pero remarcó que “la respuesta del Estado no puede violar derechos fundamentales”. En ese sentido, sostuvo que toda acción policial debe regirse por los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad y no discriminación.
El funcionario de la ONU también hizo hincapié en la dimensión racial del problema, señalando que la mayoría de las víctimas de la violencia institucional en Brasil son jóvenes negros de zonas empobrecidas. “La fuerza letal solo puede emplearse cuando sea estrictamente necesaria para proteger vidas humanas o prevenir daños graves”, subrayó.


