El lado B del protector solar que atenta contra la salud y el medio ambiente

El uso de protector solar es esencial, especialmente durante el verano. Es uno de los grandes aliados para el cuidado de la salud. Sin embargo, se suele pasar por alto el cuidado de la salud del planeta. Como muchos otros productos cosméticos, la crema solar conlleva una serie de impactos negativos sobre el medio ambiente.

Así, se puede agregar el mal uso del protector solar a la lista de acciones humanas responsables del cambio climático y de la extinción de diferentes especies. No obstante, esta cuestión contiene un remedio bastante simple: existen protectores sustentables, con propiedades amigables para el medio ambiente.

Los filtros ultravioletas y el daño a los corales

¿Qué son los filtros ultravioletas? Estos químicos agregados al protector solar son los componentes encargados de proteger la piel de los rayos UVA y UVB. Es decir, son los responsables de la tarea “protectora” de la crema solar.

Sin embargo, los filtros ultravioletas (como el octinoxato y la oxibenzona) son dañinos para el medio ambiente porque fomentan el blanqueamiento de los corales, es decir, los filtros producen la muerte de los arrecifes de coral. Sustancias como la oxibenzona emiten fototoxinas que hacen que las algas microscópicas -indispensables para la vida del coral- se desprendan y desaparezcan.

El blanqueamiento también es causado por las altas temperaturas en los océanos, fenómeno directamente vinculado al cambio climático.

¿Por qué son importantes los corales? Son el hábitat de miles de especies, sin ellos no podrían sobrevivir.. Según indica el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) un 32% de todas las especies marinas nombradas (hay un 91% aún no descubiertas) habitan los arrecifes.

Los arrecifes de coral sustentan gran parte de la biodiversidad del planeta: proporcionan refugio y juegan un rol principal desde la base de la cadena alimenticia de los océanos. Asimismo, la desaparición de los arrecifes crea zonas muertas (zonas de concentración muy baja de oxígeno) e hipoxia en animales que mueren asfixiados.

Por otro lado, los arrecifes impactan en la vida humana. Se estima que un billón de personas se benefician tanto directa como indirectamente de los servicios que proveen los corales. Los servicios incluyen: la seguridad alimentaria, la protección de las costas y el turismo.

Como se estableció, los arrecifes cumplen un rol importante en la cadena alimenticia. Son una gran fuente para la pesca en distintas partes del mundo. Su blanqueamiento priva a muchas especies de lugares para desovar y desarrollarse, lo que significa su extinción y complica a aquellas poblaciones que dependen de dichos animales.

En cuanto a la protección de las cosas, los corales actúan como barreras naturales que reducen la fuerza de las olas y controlan las mareas de las tormentas. Según Resource Watch, se estima que los arrecifes protegen alrededor de 150,000 km de costas en más de 100 países y territorios. Con el cambio climático y el crecimiento del nivel del mar, este servicio es cada vez más necesario.

Los arrecifes son también un gran atractivo turístico en muchos lugares. Desde pequeños pueblos a grandes ciudades monetizan sus paisajes. El turismo es una gran fuente de ingresos y de empleos. Lógicamente con el blanqueamiento de los corales y su consecuente desaparición, este sistema se rompe y pone en riesgo a múltiples economías.

El peligro de los microplásticos en el ambiente y la salud

La mayoría de las cremas solares agregan intencionalmente microplásticos (como dimethicone, carbomer y polímeros de acrilatos) que actúan como emulsionantes y gelificantes. Es decir, se utilizan para darle consistencia a la crema. A pesar de que existen ingredientes alternativos, los microplásticos son más económicos y suele haber poca consciencia sobre su  verdadero impacto.

¿Qué son los microplásticos? Son partículas diminutas de plásticos -menores a cinco milímetros- que implican efectos peligrosos para la salud de las personas y para el medio ambiente. Cuanto más pequeñas son las partículas (por ejemplo los nano plásticos de entre 0.001 y 0.1 micrómetros), más peligrosas resultan.

Estas partículas son dañinas para los ecosistemas y la biodiversidad porque la fauna marina puede absorberlas. Hoy se estima que hay alrededor de 170 billones de piezas de plástico en los océanos. Los microplásticos intervienen en los procesos biológicos de los animales, producen riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia, y dificultan la recepción de oxígeno y luz de los corales, los manglares y los pastos marinos. 

Los microplásticos pueden ser peligrosos para la salud: no solo uno puede absorber microplásticos -debido a su presencia en la cadena alimenticia-, sino que el protector solar los pone en directo contacto con la piel. Estas partículas podrían literalmente meterse bajo la piel. Sus daños específicos en la salud aún resultan una incógnita, pero se estima que de un total de 10.000 químicos en los plásticos, más de 2.400 son causa de preocupación.

Del mismo modo, estudios han advertido la presencia de los filtros UV en diferentes niveles de la cadena alimenticia, por lo que también estas sustancias se encuentran en varios alimentos que uno consume. Se ha demostrado que estos filtros alteran la composición biológica de ciertas especies. Por ejemplo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas encontró microplásticos en los huevos de las aves silvestres de Doñana. 

Por su parte, la presencia de microplásticos en los océanos también interviene en su capacidad de absorber gases de efecto invernadero (GEI). Se calcula que absorben un 30% de la emisión de GEI producidos por el humano, por lo que los océanos son importantes aliados en la lucha contra el cambio climático y su contaminación empeora la crisis.

La contaminación de los envases de plástico

Por último, tal vez el punto más obvio, es la contaminación por el envase de plástico del protector solar, que -como ya se mencionó- es gigantesca. Según la fundación Aquae, un 80% de los residuos del océano son plásticos, del cual un 45% son plásticos de un solo uso.

El plástico no es biodegradable, puede tardar cientos de años en descomponerse, por lo que, suele acumularse en el medio ambiente. Según explica PNUMA los efectos negativos de la contaminación por plástico incluyen: la asfixia de animales marinos, el deterioro de suelos, la contaminación de aguas subterráneas y el incremento de riesgos para la salud humana.

Asimismo, agrega que los residuos plásticos generan GEI al degradarse. Cuando se descomponen, emiten metano y etileno -dos fuertes GEI- cuya tasa de emisión aumenta con el tiempo. PNUMA explica que la emisión se produce cuando los plásticos están expuestos a radiación solar ambiental, tanto en el agua como en el aire.

También la misma producción de los envases conlleva un gran peligro para el medioambiente. La ONU señala que la producción de plástico es una de las fabricaciones más consumidoras de energía en el mundo. Se produce a partir de combustibles fósiles (como el petróleo crudo), que son grandes responsables del cambio climático. Según PNUMA, en el 2019, los plásticos generaron 1.800 millones de toneladas métricas de emisiones de GEI, lo que significó un 3,4% del total mundial de emisiones.

Qué protector conviene elegir para cuidar el medioambiente

¿Cuál es la solución si el protector es imprescindible para la salud? Son muy pocos los países que han prohibido estos elementos dañinos (como los filtros UV en Hawaii o Palaos). Además, siempre cabe la posibilidad de que las marcas empleen el greenwashing. Es decir, que insistan en que son sustentables, cuando en realidad no lo son.

Por ende, es necesario revisar los ingredientes activos que contiene el producto. Al momento de elegir qué protector solar comprar, conviene siempre consultar por sus contenidos químicos y microplásticos para comprender qué implica realmente elegirlo.

Dos de los ingredientes claves para escapar son los filtros ultravioletas: la Oxibenzona y el Octinoxato. Además, según Coral Reef Alliance conviene evitar: la benzofenona-1, la benzofenona-8, el OD-PABA, el 4-metilbencilideno alcanfor, el 3-bencilideno alcanfor y el octocrileno. Todas estas sustancias pueden dañar los corales, afectar su ciclo reproductivo e incrementar el blanqueamiento.  

A su vez, añade que un protector seguro está hecho de minerales, en vez de productos químicos. Se recomienda elegir productos con dióxido de titanio u óxido de zinc “no nanos”. Es decir, que se componga de partículas mayores a 100 nanómetros de diámetro para eliminar el daño a la fauna marina.

Así, cuando cada uno elige comprar de forma consciente, la demanda de productos se volverá más sustentable, lo que obligará a la oferta a evolucionar también. Buscar envases biodegradables, consumir productos sin microplásticos agregados y evitar protectores con filtros UV dañinos presionará a las grandes empresas para que se vuelvan más responsables. Una elección cotidiana y, en apariencia, superficial podría tener un efecto profundo y ayudar a convertir el mundo en un lugar más sano.  

Fuente: mdz