Durante un evento en Buenos Aires, el economista Ricardo Arriazu alertó sobre la necesidad urgente de aumentar las reservas del Banco Central para garantizar la estabilidad futura. Aunque respaldó el rumbo económico del gobierno de Javier Milei, cuestionó la falta de intervención cambiaria y propuso cambios en la estrategia monetaria.
El economista pide una mayor intervención del Banco Central
En el marco de un seminario organizado por el Banco de Valores en el MALBA, Ricardo Arriazu, uno de los economistas más influyentes del país y escuchado por el presidente Javier Milei, lanzó una advertencia clave: para asegurar la sustentabilidad económica de Argentina, el Banco Central necesita alcanzar un nivel de reservas internacionales cercano a los US$100.000 millones.
Actualmente, las reservas se ubican en US$38.375 millones, reforzadas en gran parte por desembolsos del FMI y otros organismos internacionales. A pesar de que el acuerdo con el Fondo permite intervenir dentro de las bandas cambiarias, el Gobierno mantiene su política de no comprar dólares hasta que el tipo de cambio alcance el piso establecido, en torno a los $987.
El economista se distanció de la estrategia que lleva adelante el ministro de Economía, Luis Caputo, en relación con el uso de bandas de intervención cambiaria. Según explicó, él ya hubiera comprado dólares en el mercado para evitar que el tipo de cambio caiga más allá del piso de la banda. “El Gobierno quiere que el dólar baje, pero eso es riesgoso. La confianza, y por tanto las divisas, deben venir por la cuenta capital, no por la cuenta corriente”, argumentó.
Arriazu resaltó que Argentina es el único país de América Latina con superávit gemelo —fiscal y comercial—, lo que representa una ventaja frente a otras economías de la región. Sin embargo, también advirtió que el país se encamina a volverse “caro en dólares”, como ocurrió en períodos pasados. Según él, esto provocará una reestructuración productiva con quiebras de empresas, algunas de ellas innecesarias, pero inevitables en el proceso de ajuste.
El economista propuso como solución invertir en modelos de equilibrio general para identificar cuellos de botella y anticipar impactos sectoriales. “Este tipo de análisis ayudaría a diseñar políticas más eficientes para sostener el crecimiento sin desbalances”, señaló.