Vecinos armados en La Plata: el hartazgo por la inseguridad en Los Hornos

En el barrio platense de Los Hornos, la inseguridad se volvió parte del día a día. Cansados de los robos y la falta de respuesta policial, los vecinos colocaron carteles que advierten “Vecinos armados” y aseguran que, ante nuevos ataques, se defenderán por su cuenta.

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Un barrio en alerta: carteles, miedo y cansancio

La tensión crece en las calles de 140 y 62 de Los Hornos, una de las zonas más pobladas de La Plata. Los carteles colgados en postes y paredes dejan en claro el clima que se vive:

“El que avisa no traiciona” y “Sin respuestas oficiales, la seguridad la ponemos nosotros”.

Los robos ya no tienen horario. Según los testimonios, los delincuentes irrumpen en las casas a plena luz del día, lo que llevó a los vecinos a organizarse y tomar medidas extremas.

Pedro, que vive en la zona desde hace más de cinco décadas, cuenta que el barrio cambió en los últimos años. “Antes era tranquilo, pero desde que se instaló una toma hace dos años, todo se volvió más peligroso. Incluso tuve que bajar a unos del techo de la escuela porque querían robar computadoras”, relató.

Desconfianza hacia la Policía y justicia por mano propia

El descontento con las autoridades es generalizado. Los vecinos aseguran que las denuncias no prosperan y que muchos de los implicados son menores de edad. “Fui a la comisaría y me dijeron que llame al 911. Así estamos, nadie hace nada”, lamenta Pedro.

Ante la falta de respuesta, varios optaron por armarse de manera casera. Machetes, fierros con punta y otras herramientas se convirtieron en elementos de defensa improvisados. “Yo tengo un machete, pero no un arma de fuego, porque después te viene la familia a prenderte fuego la casa”, explicó un residente.

Los Hornos: entre la autodefensa y el miedo

Los carteles de advertencia no son simbólicos. Los vecinos los colocaron tras semanas de organización barrial y charlas sobre seguridad. “Hace tres semanas que están. Algunos están viendo cómo conseguir armas, pero hay que hacer el examen psicológico y todo eso”, contó una vecina.

El costo de las armas también es tema de conversación. “Un arma cuesta unos $800.000, casi un millón”, explicaron. Quienes no pueden acceder a ellas, recurren a herramientas más simples: algunos tienen machetes en las ventanas o los guardan en la camioneta.

Una de las vecinas recordó con angustia una entradera violenta: “Entraron tres hombres armados como un grupo comando. Me golpearon y me decían que sabían que yo tenía dólares, pero no tenía nada. Fue a las 11 de la noche”.

La inseguridad que no da tregua

Tras cada robo, el patrón se repite: más rejas, más cámaras y una sensación creciente de miedo. “Sé usar armas, pero si me agarran tres tipos, igual pierdo. Los delincuentes están cada vez más jugados”, admitió otro vecino.

El clima en Los Hornos refleja una realidad extendida en muchos barrios del conurbano: el hartazgo vecinal frente a la inseguridad y la desconfianza hacia el Estado. Mientras tanto, los carteles de advertencia siguen colgados como símbolo de una comunidad cansada, que se siente sola frente al delito.


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