El politólogo Gonzalo Taboada, de La Sastrería, sostuvo que la participación electoral podría acercarse al 70%, impulsada por votantes que no participaron antes pero que ahora temen un resultado adverso.
Señaló que el escenario es de empate técnico y que una elección con menos del 30% para el oficialismo sería “un cisne negro” político.
“El ausentismo fue la vedette del año, pero ahora muchos quieren volver a votar”
Taboada explicó que, según los relevamientos de la consultora, entre agosto y septiembre se registró un notable incremento del interés por votar: “En agosto, el 62% decía tener muchas ganas de votar. En septiembre ese número subió al 73%. No hubo variación en los que dijeron ‘bastantes ganas’, sino un aumento real de quienes sienten una fuerte motivación por participar”.
El especialista interpretó ese cambio como un efecto directo de la elección del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, que “actuó como un catalizador del deterioro del gobierno nacional y movilizó tanto a votantes opositores como a quienes, pese a estar disconformes, prefieren sostener a Javier Milei ante el riesgo de un triunfo opositor”.
“La elección está abierta: puede definirse por 2 o 3 puntos”
El politólogo planteó que el escenario actual muestra una paridad casi total entre los principales frentes, con márgenes que podrían definirse por una diferencia mínima.
“Hoy vemos un empate técnico. Eso significa que cualquiera de los dos espacios puede terminar dos o tres puntos arriba, o incluso dentro de ese rango de diferencia”, dijo.
Taboada consideró que el cisne negro del domingo sería que el oficialismo —La Libertad Avanza— obtenga menos del 30% de los votos.
“No es lo mismo encarar un primer año con 50 y pico de apoyo que llegar al 2026 con 30 y pico. Un oficialismo que saque menos de 35% puede decir que ganó, pero sería una victoria con sabor a poco”, evaluó.
Un Congreso más fragmentado y la necesidad de alianzas
Taboada advirtió que, incluso en un escenario favorable, el gobierno necesitará del PRO y de los gobernadores aliados para mantener un tercio propio en la Cámara de Diputados.
“Con un 36 o 37% de los votos, el oficialismo puede sostener ese tercio con apoyo del PRO. Pero con un resultado más cercano al 32%, necesitará de todos: aliados provinciales y hasta los llamados ‘radicales con peluca’”, sentenció.
En ese contexto, subrayó que la gobernabilidad requerirá una nueva actitud política de Javier Milei: “No hay escenario de éxito si mantiene la misma tesis política de 2024. Va a necesitar otro Milei, uno más negociador, si quiere avanzar con leyes y no limitarse a defenderse”.
El rol de los gobernadores y el mapa provincial
Taboada también analizó el panorama por provincias, en el caso de San Luis podría ser una de las pocas jurisdicciones “que se pinte de violeta”, es decir, que gane La Libertad Avanza.
“En San Luis no hay una fuerza provincial compitiendo de manera independiente. El gobernador Claudio Poggi decidió no presentar lista propia y apoyar a la Libertad Avanza, por lo que es esperable que el oficialismo nacional gane allí”, indicó.
El politólogo mencionó además que Provincias Unidas, el espacio que agrupa a varios mandatarios provinciales, podría convertirse en un actor relevante en el Congreso.
“Es el germen de una nueva fuerza con peso territorial. Aunque no tenga un impacto inmediato en las urnas, los gobernadores van a cobrar un protagonismo mucho mayor después del domingo”, agregó.
Un clima incierto hasta el final
Y remarcó que el resultado puede seguir moviéndose hasta el último día: “Todavía restan jornadas hábiles y pueden ocurrir hechos económicos o políticos que modifiquen el humor social. La intranquilidad económica también moviliza: algunos votan por miedo, otros por bronca”.
Además, Taboada concluyó que el domingo se juega una elección decisiva, no solo para el oficialismo, sino también para la configuración futura del Congreso y de las alianzas políticas: “El país entra en una etapa donde ningún bloque podrá gobernar solo. Y eso obligará a todos a aprender a negociar”.