El extraño caso del hombre que se dio más de doscientas vacunas contra el Covid y ahora es “rata de laboratorio”

Hace dos años, unos médicos alemanes se encontraron con la noticia de que un hombre estaba bajo investigación por haber recibido decenas de vacunas contra el coronavirus sin ninguna explicación médica.

Siguió una oleada de especulaciones sobre lo que había hecho. Resultó ser que los fiscales investigaban si había recibido recibiendo tantas dosis extra como parte de un plan para coleccionar tarjetas de vacunación selladas que luego podría vender a otras personas que querían eludir los mandatos de vacunación.

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Pero para los médicos, el hombre era una anomalía médica, alguien que había desafiado las recomendaciones oficiales y se había convertido en conejillo de indias para medir los límites de la respuesta inmunitaria. El año pasado, pidieron a los fiscales que investigaban su derroche de vacunas que le transmitieran un pedido: ¿Le gustaría participar de un proyecto de investigación?

Una vez que los fiscales cerraron su investigación por fraude sin cargos penales, el hombre aceptó.

Cuando los médicos lo vieron por primera vez, este hombre de 62 años había recibido 215 dosis de la vacuna contra el coronavirus. Desoyendo las súplicas de que parara de vacunarse, recibió otras dos inyecciones en los meses siguientes, ampliando su reserva inmunológica a un total de 217 dosis de ocho tipos distintos de vacunas contra el Covid en dos años y medio.

Tras meses de estudio, los médicos, dirigidos por Kilian Schober, inmunólogo de la Universidad de Erlangen-Nuremberg, en el estado alemán de Baviera, publicaron sus conclusiones esta semana en la revista médica The Lancet Infectious Diseases.

Al parecer, el hombre nunca estuvo infectado por el coronavirus. No declaró ningún efecto secundario de la vacuna. Y, lo que es más interesante para los investigadores, su repertorio de anticuerpos y células inmunitarias era considerablemente mayor que el de una persona vacunada típica, aunque la precisión de esas respuestas inmunitarias permaneciera prácticamente inalterada.

Los investigadores descubrieron que incluso la dosis número 217 potenciaba la respuesta inmunitaria del hombre. Y aunque buscaron cuidadosamente signos de debilitamiento progresivo de sus reacciones inmunitarias a lo largo del tiempo -un tipo de tolerancia inmunitaria no deseada que a veces se desarrolla durante las infecciones virales a largo plazo-, no observaron tal disminución de las respuestas.

«Esto indica realmente lo sólida que es la respuesta del sistema inmunitario a una inmunización tan repetitiva», afirma Schober. «Incluso 200 vacunas no suponen un desafío tan grande para el sistema inmunitario como una infección crónica».

Los investigadores dijeron que el hombre era de Magdeburgo, una ciudad en el centro de Alemania, pero ofrecieron pocos detalles más y dijeron que sus razones para «la fiesta» de vacunación eran privadas.

Los fiscales habían recolectado pruebas de 130 vacunaciones a lo largo de nueve meses, escribieron los investigadores. La primera vacunación del hombre, con una inyección producida por Johnson & Johnson, se produjo en junio de 2021. La mayoría de sus vacunaciones posteriores fueron vacunas de ARNm producidas por Moderna o Pfizer-BioNTech. También recibió varias vacunas actualizadas de Pfizer-BioNTech.

Además de sus propias pruebas, los científicos se basaron en las pruebas médicas rutinarias del hombre antes y durante la pandemia. Pero como no tenían acceso a otros acaparadores de vacunas, los investigadores dijeron que sus hallazgos no podían utilizarse para predecir cómo reaccionarían otras personas a inoculaciones repetidas.

Otros pacientes a los que se administran tantas dosis podrían experimentar efectos secundarios, señaló Schober, por lo que no sería prudente que la gente desafiara el consejo médico de recibir más vacunas de las recomendadas. Y aunque el estudio sugería que las vacunas eran en general muy seguras y podían seguir reforzando las respuestas inmunitarias, los beneficios de vacunarse repetidamente no compensaban necesariamente el pequeño riesgo de una inyección adicional.

Por ejemplo, según Schober, los niveles de anticuerpos del hombre disminuyeron en los períodos posteriores a las últimas vacunas registradas, como suele ocurrir en los pacientes que reciben el número habitual de dosis. El hallazgo sugería que la elevada respuesta inmunitaria del hombre sólo podía mantenerse en alto revacunándose continuamente.

«Estos niveles tan elevados no son sostenibles», afirma Schober. «Bajarían al nivel normal».

Aun así, el atracón de vacunas de dos años y medio creó un tipo de prueba de estrés del sistema inmunitario que los médicos nunca habrían permitido que se produjera bajo su vigilancia. Y aunque los resultados distan mucho de ser concluyentes, al menos el sistema inmunitario de este hombre parecía notablemente resistente.

«Doscientas vacunas pueden parecer muchas», afirma Schober. Pero las células inmunitarias capaces de reaccionar a los virus crónicos, añadió, «básicamente se ríen» de las partículas virales de imitación a las que tienen que enfrentarse, incluso a lo largo de cientos de inyecciones.

Fuente: Clarín