El Índice de Precios Mayoristas (IPIM) registró una suba del 54% en diciembre pasado. A su vez, el mismo indicador marcó un aumento del sector Alimentos y Bebidas del 37,4%. En diálogo con Ámbito, empresarios del rubro advierten que el incremento fue tan elevado que permitió un traslado acotado a precios, a expensas de los márgenes de rentabilidad.
La suba de los precios mayoristas se dio a la par de una inflación minorista ubicada en un 25,5% en diciembre y 211,4% a nivel interanual, porcentaje que se remonta solo al principio de la Convertibilidad. Al mismo tiempo, el IPIM marcó un aumento del 276,4% en comparación a diciembre del año 2022 y un acumulado del mismo valor. Respecto a los productos manufacturados, el INDEC relevó que en Alimentos y Bebidas la actualización interanual fue de 235%. Los datos se presentan en un contexto donde consultoras privadas proyectan para enero un nivel de inflación similar o mayor al registrado en diciembre. En parte, el porcentaje podría estar influenciado por el efecto arrastre de estas cifras.
Dentro de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa explican que “históricamente hay un delay, no se traslada todo al mismo mes”. Entienden que parte de la inflación que viene “será el resultado de todos esos aumentos más los que vengan”. En ese sentido, advierten que el comercio pyme “sufrirá, ya que seguirá achicando márgenes y todo no se puede trasladar”, al tiempo que “hay una proporción de primeras marcas que luchan por mantener la rentabilidad mientras nosotros la buscamos mantener la actividad”.
Para Dante Moreno, economista integrante de EPyCA Consultora, este indicador de precios mayorista “no impacta significativamente” en los precios minoristas de alimentos porque en la composición del IPIM e IPIB (precios internos básicos al por mayor), “se registra en promedio un incremento del 80% en productos importados, originado principalmente por la devaluación del tipo de cambio oficial”. Sin embargo, el índice de precios básicos de productor (IPP) de 53,9%, “posiblemente tenga alguna incidencia mayor a los anteriores”.
Bajo esa lógica, alerta por el mismo problema: “El actual escenario de caída de ventas condicionará a los empresarios a la absorción de mayores costos a expensas de rentabilidad, para posibilitar la subsistencia de sus empresas vía el mantenimiento de la cartera de clientes”. Según la estimación de la consultora, la inflación de alimentos en enero estará en un nivel similar o levemente superior a diciembre (29,7%).
Esta misma idea es convalidada por la consultora LCG. Ya que los precios de alimentos y bebidas mayoristas acumularon una suba de 235%, 16,4 puntos porcentuales menos que lo registrado en el mismo rubro de la inflación minorista, indican que “es probable que los sectores mayoristas empiecen a recomponer márgenes de rentabilidad, a la inversa que los minoristas, que verán resentido el consumo final”.
Un empresario del sector alimenticio, reconocido por mantener paradores ruteros, coincide en que pudo trasladar solo un 30-35% de la suba del 54% de precios mayoristas al consumidor. “Esperemos que en enero se estabilice, ya que esto de no poder trasladar casi la totalidad hace bastante no se daba”, se sorprende el empresario. “Los aumentos se venían convalidando, pero ahora prestamos atención a los proveedores para que se guíen por un solo indicador -inflación o dólar- y los precios los cambios de manera mensual”, explica la fuente, cuando anteriormente actualizaban los valores de forma trimestral.
En cambio, el economista Iván Carrino ofrece otra mirada: la medición del 54% tuvo su correlato en una suba minorista del 25,5% y no considera que esta suba “sea una señal de que el mes que viene la inflación estará marcada por los mayoristas, porque el impacto ya se vió”, aunque si supone que “algún empresario intentará compensar en enero”. De todos modos, alerta por un índice de precios alto para el mes actual, dado la suba de precios regulados y la actualización del dólar.
Por último, para una empresa reconocida por la venta de churros y dulces, los aumentos de diciembre “fueron un caos, por la suba del dólar y la caída de los fideicomisos”, impactando fuerte en harina y aceite. Para enero, considera que la dinámica volverá a la “normalidad”: una referencia de precios basada en la evolución del dólar blue.
Mientras tanto, para el Centro de Estudios por la Soberanía Popular Mariano Moreno, solo en la primera quincena de enero se registraron subas de hasta 65% en alimentos esenciales: vinagre 64,2%, jugo en polvo 60,92%, aceite 37,66%, polenta 35,39%, yogur 35% y harina 32,53%. “Se infiere que ciertas empresas están llevando a cabo ajustes en sus precios, considerando las alzas observadas en otras compañías del mismo sector”, resalta la entidad.
Fuente: Ámbito