Un ex Estudiantes de San Luis empató el clásico entre Instituto y Talleres

Cómo explicar que Talleres no le ganó el clásico a Instituto. Cómo explicar que su 67% de posesión de pelota y los seis tiros al arco de más que hizo no bastaron para que se quedara con los tres puntos. Aunque parezca difícil, al menos pispeando los números, no lo es tanto cuando se analiza el desarrollo: la T fue más, hizo más y mereció más, pero también se equivocó más. Y en dos jugadas -y dos errores-, dejó escapar la posibilidad de llevarse una alegría clásica. La que, por el contexto, circulará en las cercanías del Juan Domingo Perón: fue 2-2 en el Kempes.

La dominación de la T duró unos 85’. Es cierto que el local, sin la pelota, fue algo más filoso en la primera mitad, pero no había hecho demasiados méritos como para abrir el marcador. ¿Cómo lo consiguió? Con el primer error garrafal del equipo de Ribonetto: sin necesidad, Catalán tironeó a Puebla en un lateral al área y el árbitro cobró el penal del 1-0.

En los segundos 45’ se vio lo mejor de Talleres: un aluvión de fútbol, verticalidad y llegadas directas que desbordó a Instituto. En ocho minutos, entre los 17’ y los 24’, un golazo detrás de otro -de Bustos y Botta, respectivamente- le puso un candado al partido. O eso parecía, porque la Gloria parecía rendida. ¿Qué podía despertarla? ¿Otro regalo de la T, acaso? Pues así fue…

Al ratito de que le anularan un penal en el VAR y siguiera coqueteando con el 3-1, la visita se confió. El colombiano Portilla, jugando una pelota atrás y regalándola para que los recién ingresados en el IACC se convirtieran en héroes, se confió: Silvio Romero asistió al Mortadela Rodríguez y este, con una linda definición rasante, estampó el 2-2 definitivo.

En las tablas, un empate que no cayó tan mal: la Gloria llegó a ocho puntos y Talleres, a siete, por lo que cerraron la cuarta fecha descansando tranquilos en la zona de clasificación del grupo A.

Fuente: Olé