Preocupación en San Juan y La Rioja: avanza la megaminería en zonas protegidas y parques nacionales

Hay una imagen que cada vez se repite más en San Juan y La Rioja. En los alrededores de la Reserva de Biósfera San Guillermo y la Reserva Provincial Laguna Brava se ven el aumento de instalaciones de proyectos referidos a la minería, el cobre y el litio, junto con la disminución de especies como flamencos, vicuñas y guanacos. Se trata de zonas vulneradas por el tráfico en el lugar, incluso a pesar de ser protegidas por distintas legislaciones.

Lo cierto es que se convirtió en una zona extractiva, muy atractiva para capitales mineros ante el interés por el litio y el cobre a escala mundial. De camino al ingreso de las reservas, aparecen pintadas en defensa del agua y los bosques nativos en el pueblo de Alto Jagüé, como describió la agencia Tierra Viva, que marcan una región en defensa de sus recursos.

Mapa de la Reserva de Biósfera San Guillermo. Foto: Reserva de Biósfera San Guillermo.Mapa de la Reserva de Biósfera San Guillermo. Foto: Reserva de Biósfera San Guillermo.

La alternativa para acudir al lugar era la Ruta Nacional 40 para luego acceder desde Guandacol, aunque allí aparece un problema. El intenso tráfico de vehículos de tracción pesada de las empresas de cobre Josemaría, a cargo de la marca canadiense Lundin Mining, de San Juan, y la minera Kallpa Sapem de La Rioja, tomó control del camino. Paradójicamente, al acercarse a la Reserva de Laguna Brava, aparecen avisos para solicitar cuidados y responsabilidades acerca del «cuidado del medioambiente». 

A pocos kilómetros de allí, la empresa canadiense Origen Resources perfora en «Pampa de Los Sapitos» su proyecto de litio que está debajo de una capa de arcillas aluviales, gravas y travertino que cubre una importante cuenca y la proyección indica que buscan perforar hasta 482 metros de profundidad. Dicho proyecto tiene una concesión minera de 48.325 hectáreas que fueron cedidas por los gobiernos de San Juan y La Rioja

Además, se presenta un fuerte despliegue de vigilancia privada, que alcanza hasta los autos pertenecientes a Parques Nacionales, que se trasladan bajo custodia de otros vehículos de empresas privadas de seguridad. Más cerca del cauce del Río Salado, aparece también el proyecto minero «Peñas Negras», a cargo de la empresa Sendero Resources, subsidiaria de la firma Barton de Estados Unidos, que tiene un trato con la empresa estatal de La Rioja Energía y Minerales Sociedad del Estado (EMSE).

Minería. Foto: UnsaplashMinería. Foto: Unsaplash

Las actividades mineras, más allá de presentarse como sustentables, llevan a la perforación de acuíferos de altura, lo que decanta en un grave daño a las zonas protegidas por la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (Convenio Ramsar), que se ratificó en Argentina desde 1991, gracias a la Ley Nacional 23.919.

Como si fuera poco, aparecen otras concesiones en la zona como «La Antigua» en el Río Colorado, «Carmen del Puerto», «Don Arturo» y «Santa Eugenia» en Villa Unión y «Pipanaco Sur» en el límite con Catamarca. El punto en común es que todas pertenecieron a Trans Pacific Minerales.

Las áreas protegidas que son afectadas por estos proyectos mineros también representan el resguardo de antiguos lugares de memoria indígena. Algunos lugares como Peña Negra, La Ollita, Comecaballos y Pircas Negras contienen materialidades que marcan la presencia de pueblos indígenas en el pasado. 

Los animales, también afectados

Ante este marco, las áreas protegidas aparecen como espacios aislados que tienen el objetivo de proteger distintas especies y comunidades. La situación lleva a pensar que las áreas en realidad fueron delimitadas con relación a los espacios con recursos mineros a explotar. 

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Guanaco en el parque provincia La Payunia, en Malargue, Argentina. Foto: EFE.Guanaco en el parque provincia La Payunia, en Malargue, Argentina. Foto: EFE.

El despliegue de los proyectos mineros impacta también en los guanacos y vicuñas que fueron golpeados además por un brote histórico de sarna sarcóptica. En un lapso de cinco años, disminuyó un 95% la presencia de vicuñas en la zona. La actividad de vehículos entre la Reserva de Laguna Brava y la Reserva de San Guillermo hace que se interrumpa el tránsito de estos animales, por lo que especialistas se animan a dar por extinta la vicuña, ante la imposibilidad de su reproducción.

Por otro lado, agregando más preocupación al panorama, en la Reserva de Laguna Brava se registraron 200 flamencos muertos entre octubre y noviembre de 2023, aunque fueron adjudicados los decesos a «alteraciones climáticas». 

Fuente: Planeta