Haití, un país caribeño con una larga historia de conflictos, atraviesa uno de sus peores períodos de caos: es rehén de las pandillas, que van por el poder y siembran el terror en los barrios con asesinatos de civiles.
Las bandas de delincuentes se unieron y con ataques a las cárceles liberaron a casi 5.000 presos. Además, los enfrentamientos a tiros en el aeropuerto de Puerto Príncipe, la capital, obligaron a suspender los vuelos. Los saqueos se extienden a puertos, edificios públicos, viviendas y comercios. Y el suministro de alimentos está cortado por el bloqueo de las principales rutas
Mientras la violencia se multiplica y exigen que dé un paso al costado, el primer ministro Ariel Henry no puede regresar a su país: está varado en Puerto Rico. Un sanguinario ex policía llamado Jimmy Chérizier, más conocido como Barbacoa, emergió como la cara pública de las pandillas que buscan derrocar al Gobierno.
En la foto de abajo, un grupo de haitianos muestran que no están armados mientras la policía de Puerto Príncipe enfrentaba a pandilleros, la semana pasada.
Un hombre se acerca a ayudar a una anciana que recibió un disparo en un pie en Puerto Príncipe.
Jimmy Chérizier, un ex policía conocido por su crueldad que ahora es jefe de la alianza de pandillas, dio el martes último una conferencia de prensa en Puerto Príncipe
Trabajadores intentan apagar un incendio en una oficina de la compañía eléctrica de Haití, tras una violenta manifestación contra el primer ministro Ariel Henry, en Puerto Príncipe, la semana pasada.
Dos jóvenes trasladan un ataúd en una calle de Puerto Príncipes. Los pandilleros saquearon viviendas y asesinaron a cientos de inocentes.
Policías con armas largas vigilan en Puerto Príncipe. El Gobierno también desplegó al ejército para tratar de frenar a las bandas de delincuentes.
Fuente: Clarín
