Unas 20 puñaladas y un asesino libre: el misterio detrás del crimen de una empresaria en Santiago del Estero

El misterioso crimen de la empresaria santiagueña Estela López de Auad no tiene culpables. Ya pasaron ocho años de su femicidio, pero la Justicia excarceló a los dos acusados que había en la causa. “La investigación fue un desastre, desde el principio”, aseguró uno de los abogados que pasó por el expediente de más de 20 fojas. Sin pistas, sospechosos ni hipótesis, al parecer la muerte de la mujer de 58 años sigue impune.

Con saña y brutalidad: así fue el crimen de la empresaria santiagueña

El cuerpo de Estela López de Auad fue hallado el 23 de diciembre del 2015 en una lujosa casa del barrio de Congreso, en la capital de Santiago del Estero. Su hijo la encontró sobre un charco de sangre y quiso abrazarla, pero el impulso por pedir ayuda le ganó y salió corriendo, llamó a la policía y se largó a llorar. Así lo relató Nahuel, hijo que nació de la relación que la empresaria tuvo con Rolando Auad, el pudiente dueño de aserraderos forestales de la localidad de Monte Quemado, que falleció en 2013.

Los peritos trabajaron en el lugar toda la noche. Las sirenas de los patrulleros y de la ambulancia resonaban en la ciudad. Todo era conmoción. Cuando revisaron el cuerpo, descubrieron que la víctima tenía 21 puñaladas en el cuerpo. Pero además, el cadáver todavía conservaba dos cuchillos de colección que estaban clavados en el tórax.

López de Auad también tenía un golpe en el ojo, que habría sido producto de un fuerte puñetazo, y tres costillas fracturadas. Todo indicaba que el asesinato se perpetró con total brutalidad y mucha saña.

Dos sospechosos libres y un crimen impune

La primera persona en ser detenida fue Juan Enrique Gini, un hombre de 67 años con el que la víctima tenía una relación. Él mismo reconoció haber estado la noche anterior con López de Auad en su casa de Congreso. Para llegar hasta él, la policía encontró un bolso con ropa en el departamento de la víctima, que le pertenecía.

La reconstrucción del hecho se hizo días después, donde los investigadores pudieron determinar que Estela había alterado su rutina. La mujer apagó su celular a las 21.30 del 22 de diciembre del 2015. Su entorno atestiguó en el caso y mucho dijeron verla “atemorizada”. En la mañana del 23, la víctima se despidió de su pareja y se fue a comprar ropa al centro. Los estudios forenses indicaron que la muerte se produjo a la hora de la siesta.

Por eso, el primero en caer fue Gini, el último que la había visto con vida. Después de estar varios meses preso, el hombre fue excarcelado por falta de pruebas. El sospechoso pudo comprobar que estaba en La Banda al momento el día del crimen, una ciudad que queda muy cerca de la capital, pero a más de 7 kilómetros.

El segundo detenido fue el expolicía Pablo Carrasco, amigo del hijo de la víctima, que estuvo en prisión durante cuatro años como principal sospechoso. El hombre, que en ese entonces tenía 36 años, estaba con licencia psiquiátrica y tenía prohibido usar el arma reglamentaria. Fue custodio de la empresaria durante un tiempo.

Durante las investigaciones se pudo determinar que Carrasco tenía a su nombre propiedades y una cuenta bancaria con fondos de la empresa de la localidad de Monte Quemado, una población rural ubicada a 250 kilómetros al noroeste de la capital santiagueña, aparentemente fruto de la amistad que el hombre tenía con el hijo de la fallecida.

Una de las hipótesis del crimen estuvo vínculada con un móvil económico, no solo por la relación que mantenía con su custodio, sino también por transacciones inmobiliarias que había hecho la empresaria en ese último tiempo. Uno de los que declaró en la causa fue Ángel Díaz, empleado administrativo que señaló que la mujer había vendido un campo por $8.000.000, que en ese entonces era mucho dinero.

Por otro lado, los investigadores plantearon la teoría de un asesinato “pasional”. Poco se usaba el término de femicidio, ya que se implementó en el código penal dos años antes. Los funcionarios a cargo de la junta psiquiátrica concluyeron en que el hecho fue cometido por un “despechado, sin distinción de sexo, ni edad”.

Fuente: TN