Bolsonaro dijo ser víctima de una «persecución» en defensa de las acusaciones del supuesto golpe de Estado en Brasil

El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, reunió este domingo a miles de seguidores en São Paulo para darse su primer baño de masas desde que dejó el poder y defenderse de las investigaciones por un supuesto intento de golpe de Estado.

Arriba de un camión instalado en plena Avenida Paulista, la más emblemática de la ciudad, Bolsonaro negó la existencia de una trama golpista, se describió como víctima de una «persecución» político y, además, criticó los «abusos de algunos».

«¿Qué es golpe? Son tanques en la calle, son armas, es conspiración… Nada de eso fue hecho en Brasil», declaró el exmandatario ante una multitud vestida de verde y amarillo, los colores de la bandera, y que lo aplaudía y le gritaba «mito» cada tres frases.

Además, el ultraderechista llamó a «pacificar» el país y pidió a los legisladores que aprueben una amnistía para las personas condenadas por invadir las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia el 8 de enero de 2023.

Con todo, evitó cargar explícitamente contra uno de sus blancos favoritos, el máximo tribunal, que ya le retiró el pasaporte a principios de mes y le prohibió salir del país en el marco de las investigaciones policiales que también involucran a varios generales y aliados del expresidente.

En una muestra de músculo político, la ex primera dama Michelle Bolsonaro, un puñado de gobernadores y alcaldes, así como alrededor de un centenar de legisladores, acompañaron al ultraderechista en la palestra.

A diferencia del tono comedido usado por Bolsonaro, el influyente pastor evangélico Silas Malafaia sí arremetió contra la Corte y habló sobre una supuesta «ingeniería del mal» para tratar de encarcelar al líder ultraderechista, quien ya fue inhabilitado hasta 2030 por cuestionar las urnas electrónicas usadas en los comicios

Vítor Allen, de 39 años, viajó desde el estado de Tocantins, a unas dos horas y media de avión. Compró los boletos, que no le salieron baratos, en cuanto Bolsonaro anunció la manifestación hace un par de semanas.

«Nos hubiese gustado un golpe de Estado, pero desafortunadamente no hubo», expresó Allen sin titubeo alguno, al tiempo que reclamaba la «falta de debido proceso» en las investigaciones contra Bolsonaro, en diálogo con ‘EFE’.

Más moderados, Lisiane y Heitor Lopes, empresarios agrícolas de 65 y 66 años, respectivamente, se declaraban «de derechas, pero demócratas» y decían que «todo puede ser investigado» si se cumplen ciertos parámetros.

«Si Bolsonaro es apresado por orden del Supremo, puede haber tumultos», aseguraron ambos, en referencia a un escenario temido y considerado probable por muchos de los manifestantes.

Fuente: Canal 26