Quién fue Mama Antula, la primera santa argentina, y cuál era su misión

La beata Maria Antonia de Paz y Figueroa, más conocida como Mama Antula, será canonizada el próximo 11 de febrero por el Papa Francisco y se convertirá en la primera santa argentina. Dos milagros fueron atribuidos a su figura: la curación de una hermana religiosa y la recuperación de un hombre de un accidente cardiovascular.

¿Qué milagros realizó Mama Antula?

«Mama Antula» ya había sido beatificada en 2016 en Santiago del Estero, su tierra natal, luego de que el Papa aprobara la publicación de un milagro por la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, quien habría recuperado la salud en el año 1900 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.

En 2010, Benedicto XVI había dado el primer paso hacia su beatificación al considerarla «venerable» tras reconocer que «practicó las virtudes cristianas en grado heroico». Solo restaba un milagro para que Mama Antula sea canonizada y reconocida en todo el mundo. 

Según contó la historiadora Graciela Ojeda de Río en diálogo con Télam, la mujer logró la curación de un hombre que tuvo un accidente cardiovascular (ACV) en Santa Fe, y quien según los médicos no se iba a poder curar.

“Le rezaron a María Antonia y se produjo el milagro de su curación. La historia clínica fue enviada a Roma para ser evaluada por nueve médicos distintos de otras partes del mundo”, detalló Ojeda de Río. Finalmente, aseguró que los especialistas no encontraron una explicación lógica a la curación y que la misma fue por participación de Mama Antula.

¿Quién fue Mama Antula?

María Antonia Paz y Figueroa, Mama Antula, nació en 1730 en Santiago del Estero. Su vida fue un camino signado por el trabajo que sobrepasó lo religioso: fue una mujer empoderada que vivió fuera de su época en un país colonial que tenía una concepción de vida patriarcal, jerárquica, que sólo buscaba en ella (y las demás mujeres) que dejara de lado cualquier independencia y rebeldía. 

Pese a esas posturas, ella no dudó en rebelarse al mandato cultural del siglo XVIII y al credo de su familia acomodada y respetuosa de los estereotipos femeninos de ese tiempo. A los 15 años desafió a su padre y le avisó que no se casaría ni sería monja.

Lo que sí hizo fue encontrar su vocación y se unió a los jesuitas, con quienes colaboró en la organización de ejercicios espirituales. Comenzó, así, a recibir una educación poco habitual para su género y fue miembro de la Compañía de Jesús. Luego inició un peregrinaje por varias provincias con el objetivo de difundir su misión: predicar el mensaje de Cristo. Lo hizo por 20 años.

Fue Mama Antula quien trajo al país la imagen y posterior devoción por San Cayetano, a quien nombró patrono protector de su empresa evangelizadora por ser el Santo de la Providencia y le encomendó cuidar todas sus tareas.

¿Cuál fue la misión de Mama Antula?

María Antonia de Paz y Figueroa es recordada por su incansable labor de evangelización y ayuda a los más necesitados, especialmente tras la expulsión de los jesuitas por la corona española. 

A pesar de las adversidades y los desafíos de la época, dedicó su vida a la enseñanza y la práctica de ejercicios espirituales fundados por San Ignacio de Loyola, llegando incluso a fundar la Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, que sigue funcionando hasta hoy. 

¿Qué significa Mama Antula?

Según explicó José Luis Dell’Ali, periodista acreditado en la Santa Sede, el significado de su nombre está dado por los pueblos originarios. Mama Antula, es el diminutivo de Madre Antonia en quechua,

¿Qué se le pide a Mama Antula?

En la oración a María Antonia, escrita por Monseñor Ernesto Giobando SJ, se lee: “Ayúdanos siempre a forjar un corazón grande como el tuyo, que ninguna adversidad derrumbe. Danos una patria de hermanos y que nadie se quede sin el alimento de la oración y la dignidad de ser humanos. Beata María Antonia, querida Mama Antula, ruega por nosotros, Amén”. 

La pieza completa hace un recorrido por su vida y obra y ruega por una patria en la que todos seamos verdaderamente hermanos.

Fuente: Crónica